El capitan y la soldado viciosa...



Se le notaba enfadado. Las maniobras militares habían ido mal por culpa de una soldado novata, que no obedeció las  órdenes correctamente, y se había olvidado de repostar los tanques. Medio batallón se había quedado tirado en el campo. Además, había distribuido mal la munición en los jeeps, con lo que varias ametralladoras no pudieron ser utilizadas.

Y para rematar, corría el rumor por la base de que la recluta trajo whisky de escondidas y montó una fiestecita en el barracón con otros 3 reclutas. Se cree que la recluta ha tenido relaciones sexuales con varios reclutas de su regimiento.

Por ese motivo, el Capitán Domine la había arrestado, esposado, y llevado al calabozo, donde debía reflexionar sobre sus malas acciones, y deberá recibir el castigo que se merezca. Aquella mañana, la soldado había sido llevada al despacho del capitán, esposada. 

- "¿Sabes por qué estás aquí, recluta?  Has jodido unas maniobras muy importantes, olvidándote de repostar los tanques y cargando mal la munición. Hemos perdido la mañana entera haciendo el idiota en el monte."
La soldado permanecía callada, cabizbaja, con las manos esposadas por la parte delantera. 

- "Corre el rumor por la base de que te dedicas a organizar fiestas sexuales con otros reclutas. Al parecer te gustan demasiado las pollas.".
Esa frase le hizo levantar la cabeza. Ella sabía que se había equivocado en las maniobras, pero no se imaginaba que el Capitán supiera lo de sus juergas. 

- "Sé que los dos últimos fines de semana has mantenido relaciones sexuales con personal de la base. ¿Qué tienes que decir a eso, recluta?".
- "Señor, estábamos solos en la base, y somos jóvenes. No sabía que se chivarían, mi Capitán."

Tras un par de vueltas alrededor de la recluta, el Capitán Domine había podido observar el porqué la recluta causaba sensación en el destacamento. Lo cierto es que incluso vestida de militar estaba de muy buen ver. Un culito respingón, unos pechos generosos y erguidos, y una belleza innata la hacían muy apetecible.

 - "Bájate los pantalones, y apóyate en la mesa, recluta. Voy a enseñarte a desobedecer las normas del regimiento."

Ella se quedó mirando fijamente a su mando, sorprendida por la orden, pero la cara que puso su superior le hizo ver que no iba en broma. Dicho y hecho, se bajó los pantalones como pudo, dejando libre su culito redondo y duro, y se apoyó sobre la mesa, quedando en pompa. 

Tras admirar unos segundos aquel trasero tan bien formado, el capitán soltó su primer azote:
- "Zasss...", un gemido salió de la boca de aquella muchacha, que no pudo evitar mirar a su azotador, sorprendida.
- "Zasss...", segundo azote, con una nueva miradita por parte de ella.
- "Zasss..., Zasss..., Zasss..." Así hasta 10 azotes, repartidos por sus dos nalgas, y acompañados de siempre de algún gemido por parte de la soldado.

- "Parece ser que te gustan los soldados más de lo que debería ser normal... Debes entender que en esta base el que manda soy yo, recluta, y que la única polla a la que debes acudir es a la mía. Hoy vas a aprender quien manda aquí."
- "Zasss...", un nuevo azote, mas fuerte.
- "Zasss...", otro gemido salió de la boca de aquella muchacha, que extrañamente comenzaba a excitarle aquel castigo.

Curiosamente, después de una nueva tanda de 4 azotes, el capitán pasó su mano, suavemente, por su el culo de su novata, acariciándolo, y dirigiéndose sutilmente a su entrepierna, acariciando, por encima de la braguita, el conejito de la soldado.
- "Súbete la camiseta, recluta, y el sujetador. Quiero ver lo que hay ahí debajo.".


Ella, aún en estado de shock, obedeció, y mostró rápidamente sus hermosos pechos, grandes y firmes. Su superior, tras pellizcar sus pezones, ya duros, volvió a colocarla apoyada en la mesa, y a dejarla a su merced, para continuar con su castigo. 

Tras otros 10 azotes, el capitán se acercó a un armario, de donde extrajo un plug anal que guardaba para ocasiones como esta. Sin mediar ni una palabra, y tras escupir en su culo, introdujo el plug hasta el fondo en el culo de la muchacha, que lanzó un gemido, mitad placer, y mitad dolor, que trajo una sonrisa a la boca del Domine. 

- "Zasss...", otro azote mas.
- "Zasss..., Zasss..., Zasss...,", continuó el castigo.

Al final fueron 40 azotes, repartidos entre sus dos nalgas, y acompañados siempre de algún que otro pellizco en los pezones, y de caricias en el culo y en el chochito de la recluta. A esa altura de la reunión, con el plug metido en el culo, las nalgas rojas, los pezones calientes y su coñito mojado, la chica ya estaba cachonda perdida. Nunca la habían azotado, y le resultaba muy erótico. 

Tras descansar unos segundos, su superior se dirigió otra vez a su armario, de donde sacó un consolador gigante, de un tamaño que nunca había visto ella. Apartando un poquito la braguita mojada de la recluta, introdujo sin miramientos el falo de plástico en el coñito de la muchacha, que no puedo evitar soltar un grito de placer. Era la primera vez que la follaban por los dos agujeritos a la vez, y estaba tremendamente excitada.

Fue entonces cuando el Capitán comenzó a masturbar, sin piedad a la chiquilla. Aquello era una especie de coreografía, en la que se sucedían las penetraciones anales y vaginales, los pellizcos en los pezones, las caricias, y los azotes. El enorme consolador entraba y salia de su coñito con fuerza y con ritmo, llevándola hasta el éxtasis y mojándola como ella no recordaba. El plug del culito se movía a buen ritmo, provocando un leve dolor que se convertía en placer acompañado del resto de 'castigos'. Sus pezones, duros e irritados, seguían aguantando los pellizcos del Domine, y sus nalgas, enrojecidas e irritadas, seguían siendo azotados por aquel hombre.

No tardó mucho la pobre en llegar al orgasmo, excitada perdida y dominada por aquel hombre. El orgasmo fue de los más intensos que ella recordaba, y sus gemidos eran igual de fuertes. Aún jadeaba de placer, cuando sintió como salía de su vagina el consolador. Eso, que parecía un respiro para la muchacha, se convirtió en otro brinco cuando notó como la polla de su capitán se hundía hasta el fondo en el mismo orificio. 

- "Aaaahhhh...", gimió la soldado, que aún seguía esposada.
- "Ahora vas a sentir la única polla que debes notar en todo el regimiento, recluta. Disfrútala.", dijo el oficial mientras comenzaba a follarla como un poseso. Sus empujes eran fuertes y contundentes. Se notaba que aquel hombre sabia follar y que físicamente estaba preparado para aguantar. A cada embestida, su ingle golpeaba igualmente el plug, que aun seguía en el culito de la chica, provocando una doble penetración, y volviéndola loca completamente. 

Completamente excitada y mojada, la soldado no tardó mucho en llegar al segundo orgasmo, más intenso y prolongado que el anterior. Tras eso, el capitán optó por sacar su miembro de la vagina e introducir de nuevo el falo de plástico hasta el fondo. 

- "Zasss...", un nuevo azote.
- "Zasss..., Zasss..., Zasss...,", continuó la sesión acompañada de nuevos pellizcos en los pechos, nuevas caricias en las nalgas, y más juegos con los dos aparatitos. Las piernas de la muchacha comenzaban a flojear, y le temblaban de manera clara. Las sensaciones se mezclaban y ella estaba al límite de su aguante. 

Tras un tercer orgasmo, el capitán optó por sacar esta vez el plug del ano de su detenida, para introducir por fin su dura polla en el culo de la soldado.
- "Aaaarrggggg....", el grito ahogado, suplicando perdón, no fue suficiente para que el capitán la dejara.
- "Ahora vas a ver como folla un Capitán a las putas como tú. Voy a reventarte el ano para que aprendas quien manda en esta base."

Dicho eso, comenzó a bombear, alante y atrás, penetrando sin piedad el culo de la recluta. Sus huevos golpeaban sobre la base del consolador, que aún continuaba en la vagina, clavándolo más y más adentro. 

Las piernas de la muchacha comenzaron a flaquear, dando la impresión de que podía caerse. Para evitar que eso ocurriera, el Capitán la acercó a la mesa, permitiendo que apoyara su cuerpo, manteniendo su culo a su merced. Para más inri, agarró fuertemente del pelo a la muchacha, a modo de riendas, y volvió a cabalgarla sin piedad.

No tardó mucho la chiquilla en llegar a un nuevo orgasmo, el cuarto consecutivo, tras lo cual pidió piedad a su superior:
- "No, por favor, señor, ya no más. Le pido piedad, señor, ya no puedo ni aguantarme.". El dolor y el placer, mezclados con la excitación vaginal, y la irritación en los pezones y nalgas, la habían llevado al límite. Necesitaba un descanso. 

Aquello era justo lo que el Capitán quería, que su soldado le suplicara un descanso...
- "Está bien, recluta, te voy a dejar tranquila, pero yo no me corrido. Antes de irte, deberás tomarte la leche. Arrodíllate ante mí, y traga."

Dicho esto, el oficial arrodilló a su soldado, esposada, con las manos delante, y clavó su polla hasta el fondo en su boca, buscando su garganta. Ya iba lo suficientemente excitado como para correrse, pero no lo había hecho antes porque quería que aquella puta se llevara su semen.

Después de seis o siete embestidas, continuadas, el capitán llegó al éxtasis, provocando una gran corrida. La leche del Domine salió a presión, inundando la garganta de la recluta, y provocando la irremediable arcada. El semen brotaba de la boca de la soldado, que intentaba no ahogarse ni vomitar.  

Tras unos segundos de descanso, en los que los dos se relajaron, y en los que ella tuvo que limpiar con la boca los restos de semen del miembro de su superior, el Capitán permitió a la soldado levantarse, y recomponer su vestimenta. Luego, el propio capitán limpió de los labios de la recluta, los restos de leche que quedaban, y el sudor de su frente.

- "¿Tienes claro ahora quien es el jefe del batallón, recluta?  A partir de ahora, cuando quieras una polla deberás acudir a la mía, soldado. No tienes otra opción. La próxima vez serás castigada y sodomizada de manera aún más dura. Ahora pasarás los próximos 3 días en el calabozo, pensando en tus errores, y en el castigo que has recibido.".

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