La primera sesión yo estaba muy nerviosa, no conocía en
persona al Profesor Domine y no podía imaginar cómo era. Ese misterio me hacia
imaginar múltiples cosas.
No acerté. Fue un encuentro mejor. Le vi acercarse hacia mí,
seguro, un hombre con muy buena presencia, elegantemente vestido. Bajé mi
cabeza pues no debía mirarle y puse mis manos detrás de la espalda. Estaba
temblando. Se acercó, me saludó y me pregunto si estaba nerviosa. Asentí con la
cabeza y con un sí muy tímido. El sonrió. Creo que le hacía gracia que
estuviera tan tímida.
Entramos en el apartamento. El lugar era acogedor y cómodo.
Habíamos pactado la fantasía del jefe y la nueva secretaria recién
divorciada, en la que el jefe propone un trato muy suculento a su secre si ella
es buena con él.
Me fui al baño y me vestí como acordamos, con falda y blusa.
Mis nervios me podían. Le vi trastear guardando su abrigo en el armario y
preparando ciertos juguetes encima de una mesa. Preparaba la sesión. Salí del
baño y me coloque de pie donde el me dijo. Noto mi nerviosismo y me pregunto si
estaba bien. Le dije "Si Sr Domine". "Pues empezamos".
Comenzó a hablarme a mi alrededor como si fuera el jefe,
diciendo sus normas y siguiente un guion ya establecido. Yo estaba de pie con
la cabeza baja y mirada en el suelo mientras escuchaba atentamente y respondía
no siempre bien a sus preguntas. Mientras me explicaba me dio algún cachete en
el culito suave, pues se trataba de un juego y como novata debíamos definir aún
mis limites del dolor. Fue el profesor Domine muy respetuoso y me hizo sentir
bien y a gusto con él.
Fue desnudándome poco a poco, y nunca me encontré incomoda
para nada. Luego me pidió que le desnudara y fuera con cuidado con la ropa y la
colgara con cuidado en el armario. Así lo hice. Seguidamente me puso a cuatro
patitas en el borde de la cama y con los juguetes empezó a tantear mi sexo, dándome
placer y haciendo que me liberara de tabús y consiguiente que sexualmente me
fuera entregando sumisa a él.
Para mí todo aquello era nuevo y alucinaba con las
sensaciones placenteras que mi cuerpo experimentaba. Donde sí le falle, pues yo
nunca lo había probado, fue al darle placer oral. No sabía cómo hacerlo. Él me
fue explicando cómo acariciar y chupar su polla. Me sentí muy triste pues no podía
complacer a mi Sr Domine. Me riñó con razón. Después nos duchamos, me explicó
cómo asearle y así lo hice. Luego me aseé yo misma.
Para acabar, nos vestimos y se despidió muy cordial y
diciendo que nos comunicaríamos por el mail.
interesante intro
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