La primera sesión de una sumisa



Una primera cita con mis sumisas suele ser siempre light, tranquila, para que ella se acostumbre a su amo y pille confianza. Esto último es importante de cara a las siguientes sesiones. La sumisa debe confiar en mí, pero para ello es importante que en la primera cita se encuentre a gusto conmigo.

La pongo siempre delante mío, con las manos pegadas al cuerpo, y mirando al suelo. Le explico con cariño pero con firmeza que es mi sumisa, y que debe entregarse a mí. La observo de arriba a abajo, y le pregunto si está nerviosa, si está excitada. Siempre están nerviosas y excitadas en la primera cita. Muy nerviosas y muy excitadas.

Comienzo a quitarle la ropa, no le dejo moverse. Una vez desnuda, vuelvo a observarla, de arriba a abajo. Ella debe vencer su vergüenza inicial. La acaricio suavemente, culo, espalda, piernas, y pellizco sus pezones. Primero suave, luego más fuerte. La miro a los ojos mientras lo hago, para que así entienda que yo soy su amo y que pellizco sus pezones porque me pertenecen.

Bajo una mano y acaricio su chochito, ya mojadito, mientras continuo mirando sus ojos. Intento siempre intimidarla, que se siente invadida. Debe comprender que es de mi propiedad. Le ordeno que se ponga a 4 patitas en la cama, y así lo hace. Acaricio su culito, y su coñito, meto mi dedito dentro, para calentarla, para ponerla cachonda. Y entonces la zurro. Zas ¡¡¡, en el culo. El primer azote la pilla de sorpresa.

La azoto flojito, es su primera tanda, y le pregunto si le duele. Voy subiendo la intensidad y la fuerza, buscando su nivel, que al principio siempre es bajo. Cuando lleve 3 meses conmigo le azotaré mucho más fuerte y más veces.

Cada 2 o 3 azotes acaricio su chochito, y paso mi manita por su ano, donde pongo cremita para que deslice. Agarro un consolador, y lo introduzco en su coñito. Lo meto y lo saco, mientras vuelvo a pellizcar sus pezones otra vez. Ya gime. La oigo gemir, a mi sumisa novata. Es su primera cita, yo aun estoy vestido y ella ya está gimiendo.

Vuelvo a su culo. Me pongo lubricante en las manos, e introduzco mi dedo corazón por su ano, hasta el final. Si no está muy acostumbrada al sexo anal, le pregunto si está bien, si le duele que la penetre el culito. Si he puesto suficiente cremita, y lo hago con cuidado, ella no tiene porqué sufrir. Trabajo convenientemente su ano, mientras continuo moviendo el consolador en su vagina. Noto que mi alumna ya está cachonda perdida y muy excitada.

Poco a poco voy desnudándome, sin dejar de jugar con ella. Alterno los pellizcos en los pezones con los azotes en el culo, sin sacar el consolador, y dilatando su culito. Si ella tiene un plug anal, lo utilizo. Si no, sigo usando mi dedito.

Una vez desnudo, me acerco a su oído y le digo suavemente: "Ahora, sumisa, tu Domine va a follarte. Y lo voy a hacer porque eres de mi propiedad y me apetece follarte. Eres mi sumisa, mi perrita, mi putita.".

Y así, sin más, saco el consolador de su coñito y meto mi polla dentro, hasta al final. La follo un ratito, mientras la azoto un poco más. Si noto que está a punto de correrse, paro y saco mi pene. No quiero que se corra tan pronto. Meto otra vez un dedito en su culito, y pellizco sus pezones, ahora más fuerte. Ella gime, mezcla de placer y dolor.

La hago sufrir, acaricio su coñito, azoto su culo, y tiro de su pelo, con cuidado. Vuelvo a follarla otra vez, mientras meto mi dedito en su culo. Quiero que se sienta follada por los dos agujeritos, y así la tengo un rato, con mi polla en su chochito y mi dedo en su ano. Cómo es lógico, ella se corre. He sido malo con ella y estalla de placer.

Entonces debo decidir si continuo fallándomela hasta que yo me corra, o si la obligo a comerme el rabo. Si tomo la segunda opción, la obligo a arrodillarse ante su Domine. Ella obedece, como buena sumisa, y yo me acerco a ella hasta poner mis huevos en su boca.

- "Chupa, sumisa, chupa."

Ella obedece, y comienza a comerme los huevos, luego la polla. Yo agarro la cabeza de mi protegida y acompaño su movimiento. Voy cambiando, dependiendo de lo que quiera alargar la jugada. Al final, suelo correrme siempre en su boca, aunque a veces prefiero correrme en su cara.

Como es costumbre en el BDSM, ella debe tragar mi semen. Es su recompensa. Con esa leche, ella sabe que ha hecho bien su tarea, y que su amo ha quedado satisfecho.

Tras un rato de descanso, en el que la sumisa permanece al lado de su amo en posición de respeto, la operación puede repetirse otra vez, dependiendo siempre del gusto del Amo.

Antes de marchar, la sumisa debe bañarme para que yo pueda marchar limpito al trabajo o a casa. Tras meternos en la bañera, la alumna enjabona y limpia cuidadosamente el cuerpo de su Domine, poniendo especial énfasis en la polla, huevos y culo. Si me apetece y tenemos tiempo, me gusta que me seque con la boca. La obligo a arrodillarse en la bañera, y a comerme otra vez la polla y los huevos, para secar todo el agua. Si no es un tabú para ella, el pido también que me coma el culito, ya limpio. Si no, le pido que use la toalla y me seque.

Finalmente, nos vestimos y marchamos a casa, cada uno por su lado.



Pdta: si tienes alguna duda, puedes ponerte en contacto con el Profesor Domine via email, o via Hangouts, escribiendo a profesor.domine@gmail.com

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