Aquel día, las chicas estaban animadas. Paseando por el
centro de la ciudad, encontraron una tienda muy interesante, con todos los
artículos que a cualquier mujer pueden enloquecer de placer.
Tras mirar un par de minutos mirando el escaparate, las dos
amigas decidieron entrar al Sex-shop a curiosear.
La tienda era grande y tenían dos dependientes, un chico y
una chica. Al principio tímidamente miraron todo lo que allí se exponía, como
con un pelín de vergüenza, nunca habían estado en una tienda de ese tipo.
Sin dudarlo, la dependienta les ofreció su ayuda, contándoles
las propiedades de los últimos modelos de vibradores. A ellas les gustó un
modelo en particular, con 7 movimientos y gran potencia. Cómo no, tenía un
tamaño considerable. Ninguna de las dos podía disimular la sonrisa viendo aquel
juguetito.
En la zona de ropa se animaron a probar se varios estilos.
Disfraces sexys, lencería súper erótica, y para dar más morbo a la situación,
la más atrevida salia del probador y le pedía su opinión al dependiente.
Y así, jugando, y a lo tonto, las dos chiquillas se fueron excitando.
Tras unos besos y caricias entre modelitos, la dependienta no dudó en
preguntarles si querían probar ese último modelo de vibrador, a lo cual
accedieron sin dudar. Ya estaban calientes y no se pudieron resistir.
Era mediodía, la tienda estaba muy tranquila y los
dependientes, al verlas tan animadas, no dudaron en unirse.
El chico, al ver que podía disfrutar de esas 2 chicas, cerró
la puerta de la tienda, y se desnudó rápidamente. Las 2 muchachas, que estaban
usando el vibrador con la atenta mirada de la dependienta, iban tan calientes y
mojadas que se lanzaron al ver al chico, y empezaron a compartir la su polla, ofreciéndoles
una estupenda mamada, bien ensalivada. De mientras, la otra dependienta las
masturbada con el vibrador y las besaba dulcemente.
El calor de sus cuerpos empezó a hacerse más fuerte y poco a
poco se fueron turnando para satisfacer a esos dependientes tan amables. Sus
cuerpos se mezclaron, sus fluidos fueron explosivos, como sus jadeos. Se
besaron, se lamieron las tetas, el coño y la polla del chico. Se dejaron
penetrar todas sus cuevas y disfrutaron de ese morbo de juego público.
Las distintas imágenes del juego eran maravillosas:
- Las dos chicas a 4 patitas, una al lado de la otra,
chupando la polla del dependiente mientras su compañera penetraba sus 2
chochitos con sendos vibradores...
- Una de las dos, practicando un 69 con la dependienta, mientras
el chico follaba el culito a su amiga...
- Las tres chicas comiéndose el coñito la una a la otra,
mientras el dependiente cambiaba de chochito su polla...
Los sofás de la tienda les dieron comodidad a las diferentes
posturas y disfrutaron de su visita a la tienda. Lógicamente compraron todo
aquello que usaron y salieron bien satisfechas de la tienda. Los dependientes
también tuvieron su premio, pues aparte de disfrutar ese día, la venta fue
estupenda y su comisión también.
Las chicas decidieron que volverían siempre que les faltara
algún juguete...
Un relato de Violant.
Comentarios
Publicar un comentario