Llevaba un año compartiendo piso con Alicia, mi mejor amiga del
colegio, muy cerca de mis estudios. El precio del alquiler se adaptaba a lo que
yo podía pagar, dándome así algunos lujos. Mis padres habían muerto dejándome
bajo la custodia de un tutor legal al que yo apenas conocía.
Para conseguir vivir en ese pisito le había tenido que mentir
diciéndole que tenía una "tía" en Barcelona, y que sólo necesitaba un
dinero que él podía ir enviándome. No me daba para grandes lujos, pero si para
vivir libre. Sé que si él se enteraba que le había mentido, me regresaría de
nuevo a mi país y me quitaría parte del dinero pues esa era su única condición.
Todo iba perfecto hasta que en el verano Alicia me dice
que se va a vivir con su novio. Allí
quedaban mis sueños de comprarme un auto que por esos días estaba cotizando y
más aún el hecho que tendría que mudarme pues no podría pagar el alquiler yo
sola.
- "Sophie, quédate un par de meses más en el piso que yo
te ayudo con las cuotas mientras consigues otra persona con quien compartir el
alquiler" - me decía Alicia. Yo la creí y acepté encantada, pues no quería
irme de ese lugar.
Habían pasado un par de semanas desde que Alicia se había ido y
yo me encontraba ya buscando compañera pero no era fácil. Además no recibía la
parte que ella me había prometido lo cual me estaba causando atrasos en los
pagos del alquiler.
Un día me encontraba saliendo del edificio cuando sentí que me
observaban muy fijamente.
- "Buen día, Señorita Sophie. Usted y yo tenemos que
hablar sobre su demora en el pago del alquiler".
- "Buen día Señor Domine. Lo siento mucho, pero Alicia aún
no me ha pagado un dinero que me debe y no he podido encontrar una nueva
persona con quien compartir gastos. Deme un par de semanas y me pondré al día."
- "Le doy hasta el viernes Sophie o tendré que pensar algo
más, pues no quisiera que una chica linda como usted tenga que vivir en la
calle. La estaré esperando con ansias!!"
El señor Domine era mi casero, trataba de evitarlo lo más que
pudiese pues no me gustaba la forma en que me hablaba u observaba. Parecía ser
algo pervertido, no perdía día en el que se quedara mirándome el culo o las
tetas.
Después de salir del edificio algo quedó dando vueltas en mi
cabeza y es que no entendí muy bien a qué se refería con "tendré que
pensar en algo más". De lo que sí estaba segura era que no iba a ser
agradable.
A la mañana siguiente, me levante angustiada de saber que tal
vez no podría conseguir el dinero para la fecha estimada y que seguro tendría
que aceptar alguna oferta del Señor Domine lo cual me asustaba aún más.
Efectivamente llegó el viernes y yo no tenía razón de Alicia ni
había encontrado quien me ayudara con el alquiler, no tenía a quién pedirle
dinero prestado, el miedo ya me tenía invadida. ¿Qué podía hacer yo, pues no
quería irme de mi precioso piso?
Al entrar al edificio se encontraba esperándome el Señor
Domine, con su singular sonrisa y su mirada de pervertido que me daba pavor.
- "Señorita Sophie, que bueno que llega estaba por ir a
cambiar la cerradura de su piso pero ya que la veo lo mejor será que entre a mi
casa y hablemos de sus cuotas atrasadas."
Me temblaba el cuerpo, pues sabía que no eran nada bueno lo que
me esperaba y que si no accedía tal vez me vería viendo en la calle, baje la
mirada y entre a su casa.
- "Sophie no tiene nada de qué preocuparse pues solo
pactaremos cómo serán sus pagos de ahora en adelante. Yo no quiero que se vaya
y sé que usted no quiere irse. Además, cómo voy a decirle a su tutor legal que
no está viviendo donde su supuesta tía que ni siquiera existe y tendría que
despedirse de los lujos que se da acá."
Lo miré con asombro. ¿Cómo era posible que el supiera todo eso
si ni siquiera Alicia lo sabía?
- "Por su cara deduzco que se pregunta cómo se todo eso,
algún día se lo revelare. Por ahora y más sabiendo que no se va a oponer a mi
propuesta, hablaremos de su primer pago y luego acordamos el resto."
Se me acercó lentamente mirándome de arriba a abajo, susurrándome
al oído lo mucho que yo le gustaba desde el día que me había mudado a este
edificio y solo esperaba el momento preciso para disfrutar de mi como ahora. Luego
se acomodó en su sofá.
- "Sophie quiero que te desnudes para mí muy lentamente".
Me puse nerviosa, muy nerviosa, y entendí rápidamente que si no
le obedecía debería volver rapidito a mi país. Empecé a quitarme el top negro
que llevaba dejándolo caer al piso.
- "Muy bien, veo que vas a cooperar sin protestar."
Continué desabotonando mi brasier de encaje lila y dejando por
completo al descubierto mis senos. Luego bajé la faldita a cuadros que llevaba
puesta, dejando así mi cuerpo al descubierto, y dejé mis zapatillas al lado, de
manera que me quedé delante suyo, vestida únicamente por un tanga que hacía
juego con mi bra. Me daba demasiada vergüenza desnudarme del todo ante mi
casero.
- "Que hermoso cuerpo tienes Sophie. Date la vuelta,
quiero deleitarme con tu precioso culo"
Una sensación de nerviosismo y pánico me invadía, pero a la vez
sentía como mi cuerpo reaccionaba, excitado a tanto morbo. Sin aviso alguno,
empecé a sentir como sus manos me agarraban las tetas con fuerza mientras
percibía su enorme polla en mi culo.
- "Esto no va a ser tierno, Sophie. Voy a usar la fuerza
contigo y no vas a gritar, entendido?"
Yo asentí con la cabeza, muy nerviosa.
Dicho eso me arranco el tanga, puso sus dedos en mi coño y lo
masajeó sin piedad haciendo que algunas lágrimas rodaran por mis mejillas y
haciéndome mojarme bastante.
Su otra mano apretaba mis tetas como masilla. Era un dolor que
poco a poco se convertía en algo tolerable.
Una extraña batalla se estaba librando en mi cabeza, no era
posible que encontrara placentero ser abusada de esta manera.
- "Voltéate y arrodíllate. Quiero ver como te comes mi
polla."
Sin poder objetar o intentar gritar, me arrodille frente a él y
tome su enorme polla con las manos, introduciéndola en mi boca, cuando sus
manos empezaron a forzarme haciéndome tragarla hasta el fondo. Eso me produjo
una sensación de asfixia… el Señor Domine me estaba follando la boca con tanta
fuerza que apenas podía respirar, y mi saliva se mezclaba con mis lágrimas que escurrían
por mi cuello. Parecía que esa tortura no iba a acabar hasta que de pronto se
detuvo.
- "Mmm… buena niña. Nunca pensé que tuvieras tanto talento,
Sophie… ni que llegaras a disfrutarlo aunque no lo digas. Tu cuerpo te delata,
pero tranquila, que esto aún no ha terminado."
A este punto yo ya no tenía dominio de mi cuerpo, seguía
pensando que no estaba bien que me excitara ser forzada y torturada de esta
manera.
Me levantó del piso y me hizo ponerme en 4 sobre una mesa. Un
azote en mi culo me saco del trance y grité, lo cual hizo que me tapara la boca
con un pañuelo. Volvió a darme otros azotes, que ni pude contar, pero curiosamente,
los últimos ya no dolían, más bien eran agradables. Estaba empezando a notar
que me gustaba ser violada de esa manera.
Nuevamente sin aviso una fuerte embestida me hizo estremecer y
lo que parecía ser un gemido salió de mi boca, empezó a penetrarme una y otra vez,
que las piernas me temblaban y haciéndome correr.
Mientras me follaba el coño, introdujo uno de sus dedos en mi
culo, dilatándolo para otra faena que me esperaba pronto.
Tras un ratito de faena, sacó su polla dejando que escurrieran
mis fluidos por mis piernas. Creo que me
corrí 3 veces con aquellas embestidas. El dolor se había convertido en un
placer indescriptible, y los azotes, pellizcos, y la sodomización que hacía de
mi culito me parecían maravillosos. Ni siquiera con mis ex novios había logrado
tener un par de orgasmos tan fuertes como los que estaba sintiendo.
Entonces, sin avisar, introdujo su polla ya a punto de explotar
en mi culo y nuevamente me empezó a follar con fuerza y sin piedad mientras sus
dedos largos acariciaban mi coñito. Mi cuerpo estaba al punto del colapso cuando
sentí como se un liquido caliente se derramaba en mi culo y el Señor Domine
salía de mí, lo que me hizo desfallecer sobre la mesa.
- "Que bien has estado Sophie. Creo que vamos a programar
un calendario de pagos pues a partir de este momento no recibiré dinero de ti sino
otra cosa a cambio del alquiler del piso. Claro que si no aceptas tendrás que
llamar a tu tutor y contarle todo."
Debo admitir que era el mejor sexo que había tenido hasta
ahora, pero, ¿debía yo ofrecer mi cuerpo para calmar los deseo sexuales de mi
casero a cambio del alquiler y de que guardara silencio?
Una nueva aventura sexual de Sophie.
Comentarios
Publicar un comentario