Hay una fantasía que siempre me ha dado vueltas por la
cabeza, desde que comencé en el mundo del BDSM. Me imagino dando una clase de Dominación/sumisión,
para un grupo de mujeres de mediana edad, que observan y comentan lo que les
pasa por la cabeza.
Me imagino una sala pequeña, una especie de teatro pequeñito
con un pequeño escenario en medio, de apenas 4x4 metros. Las 50 sillas estarían
colocadas alrededor del escenario, y justo en el centro, un puf, lo
suficientemente grande como para que pudiera ponerse una mujer.
Me imagino poniéndote a 4 patas, encima de ese puf, en medio
del escenario, y rodeados de un público expectante. Serían sólo mujeres, una
sala repleta con 50 mujeres de la alta sociedad. Elegantes, discretas, de esas
que parece que allá donde pisan crecen las flores, de las que su mierda huele a
rosas.
Colocaría el puf en medio del escenario y te ordenaría que
te pusieras a 4 patitas encima, en ropa interior, y con una capucha de perra en
la cara que te tapara el rostro. Yo me pasearía alrededor tuyo contándole a las
espectadoras lo que te iba haciendo, con detalle.
- Muchas gracias, distinguidas señoras, por venir a
disfrutar de esta clase de iniciación al BDSM. Durante una hora, ustedes podrán
ver como un Domine puede tratar a su perra sumisa. Hoy azotaré, masturbaré, pellizcaré,
sodomizaré y follaré a mi alumna. Yo les iré explicando lo que hago en todo
momento, y ustedes pueden hacer las preguntas que deseen.
Empezaría azotándote, sin quitarte las braguitas, y
acariciando tus pechos. Sacaría entonces tu sujetador, y comenzaría a pellizcar
tus pezones, primero con suavidad, y luego con más fuerza. Yo iría vestido
elegantemente, con un traje negro y una máscara en los ojos, para aumentar la
intriga.
Acercaría mi polla a tu culo para que la notaras. Seguiría
acariciando tu jardín, por encima de las braguitas, y agarraría tus pechos con
fuerza mientas continuo azotando tu culo.
Bajaría tus bragas, y metería un plug en tu culito, para que
se dilatara. Lo introduciría y lo sacaría varias veces para excitarte y que lo
notaras.
El resto de mujeres irían mirando como trabajo y oyendo mis
explicaciones. Podría ver como alguna de aquellas perras elegantes se ponen
cachondas pensando en que podrían ser ellas las que ocuparan ese puf. Y
respondería sus preguntas sin alterarme.
Con el plug en el culito, te azotaría otra vez, hasta dejar
rojas tus nalgas, y metería un juguetito más grande en tu chocho, para que
sintieras los 2 agujeros penetrados. Pellizcaría también tus pezones para
excitarte aún más y volverte loca. Seguiría así hasta que te notara
completamente mojada, al borde del orgasmo. Los olores de tu sexo invadirían la
pequeña sala, lo cual excitaría aún más a aquellas mujeres, acostumbradas
siempre a guardar las formas.
Justo en ese momento, pasaría por delante de tu cara, y tras
bajar mi bragueta y sacar mi polla, la introduciría en tu boca, mientras tú
seguirías con tus dos agujeritos traseros ocupados... Agarraría tu cabeza y
bombearía con fuerza, follándote la boca, durante unos segundos.
Entonces la sacaría, y la pasearía por toda aquella sala,
hermosa, bien dura, y mojada con tus babas. Dejaría que aquellas putitas caras la vieran y
la desearan. Ellas la mirarían con deseo, pero no la catarían. Esa polla es
para tí, mi sumisa.
Tras volver a azotar tu culo, pellizcar tus pezones, y mover
nuevamente el plug y el consolador, te dejaría de nuevo al borde del orgasmo y
volvería a meter mi polla en tu boca, hasta el fondo. Pero ahora la metería aún
más adentro, provocando tus arcadas, mostrando mi autoridad sobre tí, y
provocando que los coñitos de mis espectadoras se mojaran.
Luego sacaría la polla otra vez, y tras dar otra vuelta al
ruedo para que todas aquellas señoras vieran mi miembro erecto, volvería a tu
parte trasera, no sin haberte antes pellizcado otra vez los pezones, y haber
respondido a un par de cachondas del público. Poco a poco sacaría el consolador
de tu coñito. Te daría 4 o 5 cachetes más en tus rojas nalgas, y metería mi
polla hasta el fondo, de una estocada.
Y ahí en medio, en un teatrillo pequeño, y rodeado de 50
mujeres cachondas y mojadas, te follaría como a una perra. Como lo que eres, mi
perra. Agarraría tu melena fuertemente, con mi mano izquierda, y follaría tu
coño con fuerza, provocando tus gemidos y tu orgasmo. A cada embestida mía, el
plug que aún llevas en el culo se clavaría aún más, aumentando así el placer y
provocando que llegaras al éxtasis.
Pero no iba a correrme aún. Yo querría tu culo, ese culo que
me pertenece y que puedo follar cuando yo quiera. Volvería a sacar mi polla de
tu vagina, y tras meter de nuevo el consolador dentro, daría una tercera vuelta
al ruedo, ahora con mi polla completamente mojada con tus efluvios, y
permitiendo que todas ellas olieran ese sexo.
Tras dar la vuelta completa, y dejarte lamer la punta de mi
glande, sacaría con cuidado el plug de tu ano, y clavaría sin contemplaciones
mi rabo en tu culo, hasta el fondo, de una estocada. Agarraría de nuevo tu
cabellera y te montaría como a una yegua, tirando con fuerza y embistiendo tu
culo mientras el consolador se clavaba igualmente en tu coño.
Aprovecharía la situación para observar a aquellas 50
perras, de la alta sociedad, cachondas, mojadas, deseosas de ser ellas mi nueva
perra, y sin poder evitar acariciarse el conejo disimuladamente. Finalmente,
cuando el olor a sexo se haría evidente en aquella sala, sacaría mi miembro de
tu culo, y ofrecería aquella 'faena' a mis espectadoras.
- "Esta corrida va por ustedes, señoras"
Un chorro de semen saldría disparado de mi polla, para caer
en la espalda de mi perra sumisa. Yo aprovecharía para mirar las caras de mi público,
expectante, ansioso. Ellas mirarían mi polla goteante, mi leche sobre la
espalda de mi perra. Luego mirarían mi cara, pidiendo audiencia, suplicándome
que las follara a ellas también.
Pero eso no iba a pasar, ellas habrían pagado 100 euros únicamente
para ver un espectáculo BDSM. Si querían otra cosa, primero deberían demostrar
que lo merecen. En esa sala habría 51 mujeres, sí, pero sólo tú tendrías el
placer de disfrutar de mi sexo. Y yo tendría el gustazo de ver a aquellas elegantes
mujeres, cachondas como perras...
Pdta: Fantasías hay muchas, pero esta es mía.
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