Marta, educada y desvirgada. Una nueva alumna para el Profesor.



 - Soy tu Amo, marta; con todas las letras; y tú eres mi esclava. ¿Lo has entendido?

Ese era mi más secreto deseo, entregar la propiedad de mi cuerpo a un hombre. Alguien que me diera las órdenes, me diera placer, que tuviera completa autoridad sobre mí. Alguien que me poseyera y que me hiciera sentir lo que nunca había sentido. Y aún más, alguien que me arrebatara la virginidad de mi culo, algo que nunca había pedido a nadie, y que deseaba sentir. A lo largo de los últimos 15 días había preguntado varias veces al Profesor acerca del sexo Anal, y hoy por fin iba a sentirlo en mi propio cuerpo.

- Si, mi Amo - respondí a mi Amo.
- De rodillas- y caí ante él sin titubeos. Mi Domine me había preparado para obedecerlo.
- Desabróchame la bragueta y saca mi polla. Necesita que la mimes un poco.

Con manos temblorosas desabroché su pantalón hasta liberarla, ésta saltó ante mí, gruesa y dura, las venas azules abultadas y su glande brillante. Mi Domine cogió su polla con la mano y me acarició el rostro con ella, lo deslizó por la frente, bajó por la nariz, se paseó por mis mejillas y la posó sobre mis labios.

- Abre bien la boca, esclava y trágatela toda. Me inmovilizó la cabeza y empujó. Sentí que me ahogaba y empecé a tragar de forma inconsciente.
- Relaja la garganta- me ordenó.

Lo intenté, pero no podía, su polla crecía más y me daban arcadas. Empezó a masajearme el cuello hasta que sus bolas se apretaron contra mi barbilla. Entonces comenzó el movimiento de vaivén, entrando y saliendo de mi boca. Me estaban follando la boca. Era la primera vez. Hasta entonces yo siempre había sido la que chupaba una polla, llevando la iniciativa, pero allí era él, mi Domine, quien llevaba la batuta. Me estaba follando la boca.

Yo ahuequé mis mejillas para poder abarcarla y los sonidos y gruñidos que emitía parecía que le gustaban, ya que la notaba mucho más gruesa. La saliva me caía de la boca y me sentía más caliente y mojada que nunca. Enrolló sus manos en mi pelo y continuó follando mi boca sin parar.

De repente, me apartó de mí un segundo, sacó su polla de mi boca y me ofreció sus huevos, para que yo lamiera.

- Cómeme las pelotas, perra. Ponme la polla como una piedra.

Yo obedecí, acercandome a sus huevos, y lamiendo con pasión, primero uno y luego el otro. El Profesor me obligó a agarrar su polla con la mano, y a acariciarla suavemente mientras lamía sus testiculos. Yo podia notar como efectivamente, su pene se ponía duro como una piedra, como a mi me gusta.

Nuevamente, se apartó de mí para introducir otra vez su miembro enterito dentro de mi boca, hasta al fondo. Aquello me ponia a 100, me sentía violada, utlizada, usada como la perra que yo quería ser, mientras él disfrutaba penetrando mi boca.

Tras un ratito jugando conmigo, justo cuando dio la sensación de que estaba a punto de corrers, volvió a sacarla. Se agarró de nuevo la polla y movió su mano libre para sujetar mi mandíbula. Con mi boca abierta todavía, comenzó rápidamente a acariciar su polla, pajeándose. Empujó sus caderas hacia delante, de manera que su miembro quedara sobre mi boca, y pude notar como estallaba de placer. El primer chorro de semen golpeó el interior de mi mejilla y cayó en mi lengua.

- No tragues, perra. - me ordenó - Mantenlo todo en tu boca.

Continuó sacudiéndosela y pude notar como llenaba mi boca con su semen, ordeñándose hasta la última gota. Tras unos segundos, y después de observar con agrado como su leche inundaba mi boca, continuó con el juego:

- Ahora traga. Hasta la última gota.

Hice lo que me pedía pasando mi lengua por mis labios hasta limpiar el resto viscoso de mis comisuras.

Agarrándome del pelo me levantó lentamente y tras observarme un rato, agachó su cabeza hasta morder uno de mis pezones. Luego lo lamió ligeramente antes de succionarme toda la aureola. Oh, si mi Domine, pensé. Fue bajando su mano hasta pararse en mi coño.

- Estás chorreando, esclava. Sabía que serías una putita estupenda. Mmm...Tienes un sabor delicioso.

Volvió a introducir un dedo y después otro. Con la otra mano, empezó a atormentar mi clítoris una y otra vez. Gritaba y me convulsionaba.

- Eso es, déjate ir, ahora!  Córrete, sumisa, córrete! - Dijo mientras acercaba su boca y me chupaba el clítoris sin piedad.

- Así me gusta, pequeña zorrita. Que seas obediente con las órdenes de tu Domine.

Pasado un rato, no sé cuanto exactamente, mi orgasmo me había dejado fuera del planeta. Mi Domine empezó a moverse por la habitación cogiendo cintas y cuerdas. Lo que más miedo me daba era que me atara las manos y los pies.  Había visto la cantidad de látigos, palas y fustas, y yo temía no ser capaz de aguantar el dolor.

Lo que yo imaginaba fue exactamente lo que ocurrió. Mi Domine me ató, tras colocarme a 4 patitas en la cama. Me sentía vulnerable y aterrada aquella postura. Las piernas tan separadas que podía ver claramente mi coño. Mis pechos temblaban por el esfuerzo de no gritar.

- No puedes hablar, no puedes moverte.

Caminó a mí alrededor hasta ponerse detrás. Me acarició las nalgas con una mano y después se pegó a mi espalda, rodeándome la cintura con el brazo. Asentí, notaba el bulto de su polla, mi Domine estaba otra vez excitado y eso hizo que me mojara de nuevo.

- Tranquila esclava - me susurró - después te follaré como te mereces.


Se apartó y descargó el primer golpe con la mano. Me dolió, el calor se expandió por mi culo y me mordí los labios. Más golpes fueron descendiendo hasta mis nalgas, nunca en el mismo sitio y entre cada golpe me masajeaba la zona enrojecida. Me estaba marcando como suya y yo estaba asintiendo con mi silencio. Curiosamente yo me sentía excitada, sin aliento y retorciéndome de placer.

Me acarició el coño con la misma mano que me había azotado. Lo hacía cada 4 o 5 azotes, para ponerme cachonda. El hecho de que me tuviera atada, a su merced, y de que me azotara y me acariciara el conejito de vez en cuando, me ponía cachonda como una perra. Era su perra, de su posesión, y yo me sentía como un objeto que él podía usar a su antojo.

-Estas muy mojada, mi inocente esclava. Veo que te ha gustado más de lo que te imaginabas.

Y entonces, sin avisar, enterró su polla en mi conejo de un solo golpe. No hubo dolor. Mi propia excitación me había lubricado de tal manera que chorreaba con cada bombeo. No había nada de lentitud ni ternura en su movimiento, su pelvis castigaba mi maltrecho culo y sus testículos golpeaban sin cesar mi clítoris haciendo que mi orgasmo creciera a proporciones gigantescas.

Yo arqueaba mi espalda para que mi Domine entrara cada vez más profundo, cada vez más rápido, notaba su respiración agitada. Con la mano me agarraba con fuerza del pelo y estiraba hacia atrás mientras clavaba su miembro en mi coñito. Me estaba montando como a una perra, y yo estaba excitadisima y a punto de correrme. Pero justo cuando estaba a punto de gritar de placer, mi Domine salió de mi interior, dejandome al borde del extasis y se colocó delante de mí.

- Todavia no, perra. No puedes correrte. Ahora que estas mojada completamente, voy a volver a follar tu boca, como he hecho con tu coño.

Mi Amo  volvió a meterme su polla en la boca, lo cual yo ansiaba. Su sabor era adictivo. Fue menos suave que la vez anterior, bombeando rápidamente mientras mis arcadas no paraban. Aún así, yo no quería soltarla, movía mi lengua más rápidamente, acariciando su glande. Yo necesitaba que mi Amo me diera su leche. Quería su semen, mi premio, pero él no tenia eso planeado para mí.

- Aún no te toca leche, sumisa, por ahora estoy jugando contigo.

El miembro de mi Domine seguía recto y duro como una piedra, y quedaba una cosita importante por hacer, algo nuevo para mí.

- Bien, mi putita. Ahora ponte a 4 patas, voy a follar tu culo.

Uuuffff... nadie me había sodomizado hasta entonces, mi Amo había estado jugando con los plugs, pero nunca había sentido una polla en mi interior. Primero bañó mi ano de lubricante, para asegurarse de que no me dolería demasiado, y antes de darme cuenta, noté como su capullo entraba en mi culito.

Yo, que era virgen del culo hasta entonces, pensaba que aquello iba a dolerme más, pero no fue así. Me preguntó si me dolía, y le dije que no, que todo iba bien. Antes de lo que me imaginaba tenía su polla clavada hasta el fondo en mi culo. Que gusto, pensé, mientras cogía mis pezones desde atrás y los apretaba con fuerza, volviéndome loca.

Entonces, comenzó a moverse de atrás hacia adelante, empujando contra mi culo, chocando sus pelotas en mi coño chorreante, y haciéndome gozar de algo que hasta ese momento no había sentido nunca. Él me cogió del pelo y empezó a cabalgarme, tirando cada vez más fuerte.

Yo me sentía más perra, más utilizada que nunca, y eso me encantaba. Iba dándome azotes en el culo, dejándolo cada vez mas rojo, como a mi Amo le gusta, y el vaivén se hizo más rápido, pedí permiso a mi Amo para correrme y así lo hice cuando lo obtuve.

Saciada y cansada, mi Domine sacó su polla de mi culo y se corrió por mi espalda mientras mi cuerpo se arqueaba mas por la presión de sus manos en mi pelo. Fue una sensación increíble, la de ser follada por mi Domine, en mi primera sesión.

Ahora quiero ser la puta, la zorra, la mejor perra para mi Amo.



Comentarios

  1. Veo que ha aceptado una nueva sumisa a su servicio, le felicito y espero ella sepa aprovechar esta oportunidad que usted le da.

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    1. Efectivamente, en las proximas semanas podria anunciar que acojo a marta como mi nueva sumisa. Aún está a pruebas, pues hay algnos puntos que tratar con ella.

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    2. Le puedo preguntar, como se toman sus sumisas el echo de tener que compartir a su amo?
      lo asumen como una prueba mas de su dominio hacia ellas, sin celos ni reproches?

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    3. Los celos no estan permitidos en el mundo del BDSM, aunque imagino que en algun momento los habran tenido. En principio, es un reto para ellas el dar placea a su Amo entra las dos. Entienden que es una situación muy especial para su Amo y lo toman como un reto. Por ejemplo, sé que las dos desean poder lamer mi polla a la vez...

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  2. Entiendo, le agradezco su amabilidad en contestar

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  3. No puedo estar en mas desacuerdo con usted, las personas, somos celosas de nacimiento, y mas las mujeres.
    Dos hermanas siempre tendran celos entre si, dos cuñadas, lo mismo, dos compañeras de trabajo tambien,
    Pero los celos no siempre son negativos, a veces hacen que te intentes superar.
    Si una sumisa, cree que la otra recibe mejor trato que ella, intentara mejorar como sumisa, para recibir ese mejor trato.
    solo es cuestion de saber tratarlas.

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    1. No te digo ni que sí, ni que no. Yo vuelvo a repetir lo que he dicho antes: "Los celos no estan permitidos en el mundo del BDSM, aunque imagino que en algun momento los habran tenido.". Ya se que son personas, y que como tal los celos pueden aparecer, pero en teoria, una sumisa no debe tener celos de la otra, ya que el objetivo de ambas es dar placer a su Amo, y si una de ellas vé que su compañera puede darle ese placer deberia alegrarse por su Domine.

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