Siempre me he considerado un buen Profesor, por encima de
todo. Me gusta especialmente educar a una sumisa, y evolucionar con ella hasta
convertirla en una sumisa entregada y fiel. Me apasiona recibir un email de una
novata en este mundo, con ganas de aprender. Me encanta pervertir su mente
hasta que se convierten en mis perritas entregadas. Me gusta ver como sonríen
cuando las felicito por su trabajo bien hecho.
Soy un Amo firme, que cuando busca algo de una sumisa,
generalmente acaba consiguiéndolo, aunque sea al cabo de unos meses. Hay
mujeres que inicialmente no desean realizar según que prácticas sexuales, y a
medida que van asistiendo a mis clases, se sienten más seguras y van avanzando
en su aprendizaje. En muchos casos, después de una serie de clases, ellas
mismas acaban pidiéndome lo que al principio yo les pedí.
Soy un Amo inflexible, que tiene claro que debe castigar a
una sumisa cuando ella comete un error o desobedece alguna orden mía.
Evidentemente, debo diferenciar entre una falta grave o leve, y debo aplicar
siempre un castigo proporcional al nivel de la falta cometida. Es decir, no
puedo aplicar un castigo severo por un error leve, ni debo aplicar un castigo
demasiado suave por una falta de indisciplina repetida.
Lo que sí tengo claro es que después de un error o de un
desacato, la sumisa debe recibir un castigo. Forma parte de su enseñanza y de
su aprendizaje. Igual que castigamos a un niño, o a un perro cuando hace algo
mal, debemos hacerlo con nuestra alumna, con la idea de que aprenda y entienda
cómo debe comportarse ante su Domine.
Soy un Amo compasivo. Entiendo que mis sumisas son humanas y
que pueden cometer errores. Por eso mismo, si el error cometido no es de muy
alto nivel, suelo perdonar a mis sometidas después de una reprimenda verbal.
Igualmente, suelo premiar a mis sumisas si han aguantado el castigo sin
quejarse y aceptando su culpabilidad. La sumisa debe aprender de los castigos,
y dichos castigos deben tener una finalidad.
Me gusta enseñar a mis perritas. Quiero que mis sumisas se
entreguen a mí, y que sean felices obedeciendo mis órdenes y satisfaciendo mis
deseos. Pero para que eso ocurra, la sumisa debe sentirse protegida, cuidada, y
educada por mí. Debe sentir que yo soy un Profesor amable y delicado, que sabe
educar a sus sumisas y hacerlas evolucionar hasta convertirse en su perrita
fiel.
Por encima de todo, una sumisa desea sentirse la perrita
fiel de su Amo, y desea que su Domine sea feliz con ella. La satisfacción de
una sumisa de ver que su Amo se ha quedado contento con su trabajo es comparable
a la de un niño cuando el padre le felicita, o la de un perro cuando recibe el
premio de su dueño al hacer bien un ejercicio.
Por ese motivo, también es importante premiar a la sumisa
cuando ha hecho algo bien, y ha cumplido los deseos de su Domine. Una simple
caricia, acompañado de un 'Muy bien, sumisa' puedes bastar para que ella se
sienta contenta. Aun así, algún regalito de vez en cuando también aviva la
relación, y consigue que la sumisa se sienta valorada por su Profesor.
Un Amo educa, pervierte, protege, cuida, premia, corrige,
castiga, azota y perdona. Lo realmente importante es saber cuándo debemos hacer
una cosa o la otra. Un buen Profesor siempre lo sabe.
Comentarios
Publicar un comentario