Y allí me encontraba yo, nerviosa y
excitada, mientras escuchaba al Profesor Domine. Estaba de rodillas ante Él,
completamente desnuda en la sala y no podía concentrarme. No era fácil verle
así, elegantemente sexy en su traje negro. Quería quitárselo de manera lenta lo
antes posible.
Veía sus pies mientras paseaba a mi
alrededor, mientras me hablaba. Se acercó a mí lentamente y sentí su aliento
sobre mi oído, su respiración pausada.
-“Primero, sophie, vendare tus ojos para luego atarte”. Yo gemí automáticamente
como respuesta, en mi cabeza pasaban mil ideas de lo que pasaría y estaba muy
ansiosa.
- “Te pondré en 4 y azotaré tu culo”,
sonrió al escucharme gemir fuertemente.
- “Luego meteré un plug en tu culito y otro
en tu coño” dijo esto mientras me tocaba con la yema de sus dedos. Ese leve
roce hacia que se me erizara la piel y yo sentía que me quemaba; quería más, me
gustaba la sensación.
- “A continuación follare tu culo y tu coño,
y acabare corriéndome en tu cara”,
trague saliva y sentí mi coño más que húmedo; palpitaba y deseaba todo lo que
decía. El simple hecho de escucharle decir eso era demasiado para mi
Apenas unos minutos después, me
encontraba vendada, atada y a 4 patas, con el culo bien parado en la cama,
mientras esperaba los azotes del Profesor Domine. Sin previo aviso, escuché el sonido
del primer azote. Uno tras otro, con alguna caricia de por
medio, calmando el escozor sobre mi culo
Zasss, Zasss, Zasss…. me mordí el labio,
me ardía la nalga.
Zasss, Zasss, Zasss… gemí al sentir las nalgas rojas y ardientes. Aquellos
azotes me mojaban mucho, no era miedo solo excitación, cada azote me excitaba y
sentía mi clítoris hinchado de lo caliente que estaba.
- "Más, Profesor, castígueme. He
sido una niña muy mala." - Dije yo.
Zasss!, Zasss!, Zasss!... joder mi culo ardía,
y podía sentir su mano estampada en mi nalga.
- “No te he dado permiso para hablar,
sumisa, o sea que calla. No se te ocurra correrte sin mi permiso” - y se
detuvo. Respire hondo
Habían pasado unos minutos y ya había
parado con los azotes, yo chorreaba, no podía sentirme más guarra y puta en ese
momento, y en vez de sentir rechazo, me encantaba que me azotara el culo, era
algo que me ponía muchísimo. Sí, lo é, soy guarra, pero por dios que era feliz.
Yo seguía a 4 patas, impaciente, mojada
y con ganas de más. El Profesor Domine me estaba colocando lubricante y el plug
en el ano. Un quejido de mi boca mientras Él introducía el otro consolador en
mi coño. Yo gemí más fuerte, ahí sentí
subir mi sangre….
Mi queridísimo Profesor Domine movía los
dos juguetitos, los sacaba para meterlos de nuevo, y mis gemidos aumentaban de manera considerable.
No dejaba de moverme, los quería sentir más, era una delicia era estar perforada así y aumentaban mis ganas de que me follara fuertemente.
Mi Domine jugaba conmigo, podía sentirle
su sonrisa a espaldas a mí, sabía que me tenía muy excitada, que estaba loca y
que estaba a su merced, y sabía que en cualquier momento acabaría y tendría un
maravilloso orgasmo. Pero no, no iba a dejar que me corriera así. Sacó el consolador
de mi conejito, y me metió la polla salvajemente. Gemí muy alto. Entonces, sin
avisar, comenzó a follarme tan fuerte que sentí mis piernas flaquear; jaló de
mi pelo y tiró hacia atrás con fuerza mientras embestía cada vez más duro;
podía sentir como sus huevos chocaban en mi culo, oía los jadeos fuertes que
hacia el Profesor Domine y yo pensaba: "Joder ¡¡ Qué rico era ser follada así".
A cada embestida suya, el plug, que
continuaba en mi ano, se clavaba más y más, como si me estuvieran follando los
dos agujeritos a la vez. Comencé a gritar de puro placer, trataba de moverme al
compás de sus caderas para sentirlo hasta el fondo. Una y otra vez sentía mis
piernas mojadas, sus manos presionaban mis caderas y comencé a sentir ese
hormigueo, estaba llegando al orgasmo.
Él lo notó y se detuvo, saco la venda de
mis ojos, y me miró fijamente. Mi cara era un poema. El Profesor Domine quería
jugar conmigo y me quería hacer sufrir un poco más. Yo deseaba gruñir y le supliqué
para que no se detuviera, vi a sus ojos con devoción, mi Profesor Domine sonrió
con satisfacción, y me dijo que aún no lo tenía permitido, no era el momento,
mientras movía su cabeza negando.
- “Arrodíllate, sophie”, lo hice en el
acto e inconscientemente abrí mi boca para lamer su polla.
- “Ansiosa, putita??”
- “Sí, Profesor Domine”
- “Hazme una buena paja y te follaré hasta
que te corras, perra”, a pesar de lo caliente que estaba me daba vergüenza que
me llamase así, estaba ruborizada.
Pensé que si le hacia la mamada de su
vida me follaría hasta permitir llegar al orgasmo. Así que me la trague sin más.
Yo chupaba y lamia rápidamente, despacio, suave, soplaba y me comía sus huevos
mientras masajeaba su polla cada vez más
dura. Entonces Él jaló de mi pelo y sin avisar, hundió su miembro hasta el
fondo en mi boca. Se movía de manera firme, una y otra vez, provocándome
arcadas, demostrando que ÉL era mi amo, y follando mi boca con posesión. A mí
se me caía la saliva por los labios, e intentaba
tomar aire, pero con tremenda polla metida hasta la garganta se me hacía bien
complicado.
Siguió follándome la boca con fuerza y
pude sentir como aceleraba y lo hacía más duro hasta lograr acabar. Tiró toda
su leche en mi cara como prometió hacerlo.
- "Límpiame bien la verga, perra”.
De su polla seguía cayendo semen y era delicioso
probarlo nuevamente. Lamí despacio toda
la cabeza, le besaba el glande, frotaba mi mano de manera muy suave. Él sabía que me gusta hacerlo, y que moriría
chupando su polla, por eso lo hacía con más ganas; yo quería complacerlo,
obedecerlo y entregarme completamente a ÉL. Era su sumisa, su puta por toda esa
noche y eso me hacía feliz, servirle a
mi Amo. Que me usara como deseara me volvía loca, me excitaba, y me volví aun más
desesperada por sentir su verga.
Me detuvo y camino hacia la cama me hizo una
seña con su dedo.
- “Ven aquí”
Caminé arrodillada hasta la cama, subí,
y me abrí de piernas por instinto. Mordí mi labio a manera de súplica. Ya no
podía más, le desea tener dentro y correrme sin parar… y entonces me azotó. Eso
no lo esperaba, sentí como una corriente pasaba por ahí.
Zasss, Zasss, sobre mi coño.
- "Mmmmm...Amo". El pellizcaba
y tiraba de mis pezones, que estaban durísimos, a la vez que yo me retorcía de
placer.
Zasss, Zasss… me ahogaba en mis propios
gemidos
No le vi venir cuando de repente comenzó
a masturbarme. Metió su mano y tocaba todo mi coño, mi clítoris que estaba hinchado
a punto de explotar de puro placer. Yo cerré mis ojos.
-“Sí que estas mojada, putita”. Yo no
dejaba de gemir, lo único que pensé fue en rogarle.
- “Si Profesor Domine. Por favor, fólleme
y déjeme correrme, se lo ruego, ya no puedo más, mi Domine”. Mi voz sonaba
dulce, era como una gatita esperando su comida, esperando su polla.
- “Me gusta oírte suplicar por mi polla,
sophie, pero sabes que debes mantenerte en silencio”.
- "Le pido perdón, Profesor".
Entonces me volteo rápidamente, coloco
una almohada bajo mi vientre y me empinó el culo lo mejor que pudo, y después
de sacar el plug, que aún continuaba dentro, metió su polla hasta el fondo en
mi culito. Me lo hacía con fuerza, me follaba el ano tan duro que pensé que me
desmayaría.
Dolió. Por más mojada que estuviera yo,
aun así dolió. Pero no me importaba, yo lo disfrutaba, yo sonreía mientras
sentía a mi Amo follarme. Mientras, Él me abría el culo y yo gemía una y otra
vez más fuerte. Comenzó a azotarme otra vez, con fuerza, y yo grité. Ese sí que
fue fuerte.
Él metía y sacaba su miembro sin piedad,
y yo empecé a sentir como mi respiración aumentaba y mi excitación también,
estaba a punto de correrme.
- "¿Quieres correrte putita?".
Ya no me importaba que me llamara puta, al contrario, yo quería ser su puta.
- "Si por favor, Profesor Domine."
Yo me retorcía de placer ya no podía más,
no podía sostenerme más.
- "Córrete puta, vamos córrete."
Mi amo subía el ritmo de las embestidas y sentí como empezaba a correrme. Grité,
y hasta llegué a llorar. Era tan intenso el orgasmo que mis lágrimas caían sin
parar, perdí todo control de mi cuerpo y de mi mente.
Los espasmos venían a mí, varias veces,
mientras el Profesor Domine seguía embistiendo fuerte. Sentir su cuerpo sudado sobre
mí, sus manos en mis caderas tomándome con fuerza, me ponía al límite. Me corrí
tan fuerte que quede agotada, sudada, temblorosa y extasiada. Caí sobre la cama
mientras él seguía follándome el culo, hasta que acabo llenándolo de semen. Lo
sentía caliente dentro de mí.
Después del esfuerzo, no podía moverme.
Aquello había sido demasiado para mi, y el Profesor me dejó descansar unos
minutos sobre la cama. Yo sentía como salía de mi culo su leche, era una
sensación única. Si pudiese hablar le pediría más.
Ya un poco repuesta me ordeno que le
bañara y lo dejara bien limpio, no pude negarme después de haberme hecho tan
feliz. Forma parte de mis obligaciones limpiar a mi Domine.
Preparé el agua para mi Profesor Domine,
y cuando estaba el agua a una temperatura adecuada, le avise para que entrara, mientras
yo esperaba arrodillada.
Poco a poco, comencé a pasarle el jabón
por todo su cuerpo, por su polla lenta y tranquilamente con adoración, la bese
y seguí pasando jabón, le observe y vi sus ojos cerrados, relajado disfrutando
de aquello. Masajeaba sus hombros para que se relajara más aun, su cuello, sus
brazos su abdomen y su polla.
No sé quién disfrutaba más de aquello,
si el Profesor Domine o yo. El morbo que me provocaba verlo así era inmenso, y su
relajo total era mi recompensa por haberlo complacido.
Luego de unos minutos, Él estaba bañado y limpio. Debo reconocerlo, soy
una pervertida y no pude evitar poner mi mejor cara de niña buena antes de pedirle
permiso para chuparle esa parte de su anatomía que me volvía loca. Tras reír un
rato, asintió con la cabeza. Al tener su permiso lamí, chupé con ansias su
verga. Yo tocaba sus huevos mientras la tragaba toda, le escupí la punta y se
la jalaba una y otra vez; lamí su ano y su polla creció más, lamia y chupaba
con adoración.
No recuerdo en qué momento me detuvo,
pero sí que me puso las muñecas por la espalda, me ató, y me sentó sobre Él, en
sus rodillas. Siguió frotándome el coño, masturbándome y calentándome de
sobremanera, tanto que ya estaba mojada, me encantaba como me acariciaba el
coño.
Entonces, me subió sobre ÉL y me hizo montarlo; me la clavó tan fuerte por
mi coñito que ya ardía por tanto sexo. Dolía, pero el placer era mucho más grande.
Mis tetas se movían de arriba abajo mientras mordía mis pezones. Continuó
subiendo, y mordió mi cuello. Otro gemido salió de mí, me hacía montarle tan
fuerte y rápido que estábamos llegando a la gloria los dos. Comienzo a oír sus
jadeos que eran tan fuertes como los
míos. Y fue entonces cuando escuché otra vez esa maravillosa orden: “Córrete,
sumisa, córrete para mí”.
- “Sí, Profesor, sí!!” y chillé de
placer cayendo sobre el Profesor Domine, exhausta, agitada, con la respiración
entrecortada, con el coño ardiendo, mojado
y lleno de semen.
- “Gracias, Profesor Domine”, y sonreí
satisfecha de aquel encuentro.
Como era de esperar, me vi obligada a
limpiarle de nuevo, como ya sabía. Cuando terminé de bañarle, ordené su ropa, y
le ayudé a vestirse, dejándolo impecable, como si no hubiera pasado nada.
- “Ahora, sophie, báñate y vístete, yo me
tengo que ir. Cuando llegues a casa, estate atenta y espera mi mail”
- “Sí, Profesor Domine, esperaré su
email”.
Y aquí estoy en mi casa, sobre el sofá,
escribiendo el relato de nuestra cita, y esperando el mail de mi Profesor
Domine.
Un relato de Sophie, con el asesoramiento del Profesor Domine.
Buenas tardes profesor, soy Raul, solo queria felicitarle por haber encontrado una nueva sumisa que le sirva como usted se merece, hasta siempre.
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