Era temprano, no podía dormir y estaba nerviosa por mi nuevo
trabajo con El Profesor. Me había contratado como secretaria, y comenzaría también
mi adiestramiento como sumisa.
¿Cómo iba a satisfacerlo?
Nunca he sido sumisa y no soy buena en esto...
Quizás me corra el primer día... ¿o no?
Me bañé y me preparé para irme. Seguía igual de nerviosa...
Llegué a la oficina del Profesor a la hora pero el ya estaba
allí. Toqué la puerta y esperé a que me diera el paso.
- ¿Puedo pasar, Profesor?
-Adelante.
Pase y pregunté:
- Buendía Profesor, ¿Necesita algo? ¿En qué le puedo ayudar?
El Profesor me miro un poco molesto y dijo:
- Buenos días. No veo mi taza de café.
Salí de la oficina rápido y volví lo antes posible con su
café, que dejé en el escritorio. Al dejar la taza y retirarme, sentí de repente
como el Profesor tomaba mi mano. Se estaba levantando. Lo miré, y me dijo qué
había cometido un error y que tenía que repararlo.
Le comenté que no era experta en esto, y él me dijo que me
ayudaría. Sus palabras me dieron seguridad. Lo mire a los ojos y bajé
lentamente hasta quedar arrodillada a sus pies.
Lentamente desabroché su pantalón, bajé sus calzoncillos, y
su polla apareció enfrente de mí. Tras guardar la ropa con cuidado, volví a mi
posición de sumisa. Estaba delante de mí. La acaricié despacio, de la punta
hasta los testículos. Se los toqué y los besé, primero uno, y luego el otro. Me
metí una bola entre mis labios, y la mordí un poquito. No quería que el
profesor estuviese enojado conmigo. Termine con una, y continué con la otra
bola, la chupé, succioné y mordí ligeramente.
Después de pasar un buen rato con sus testículos, y tras
volver a acariciarlos, pude observar como su verga se habían puesto bien dura.
Eso es que lo estaba haciendo bien. Sin perder tiempo, comencé a lamer su
polla, comenzando por abajo, hasta llegar a la punta. Sentí un poco de líquido,
y lo lamí. Sin dudar ni un momento me la metí a la boca toda y la empecé a
chupar una y otra vez, desde la punta hasta el fondo. Pude sentir como crecía
dentro de mi boca camino de mi garganta. Una y otra vez la acariciaba, la lamia
como si fuera un helado... Mmm...,
Me la volví a meter en la boca, succionándola suavemente. Y
regresé de nuevo a sus testículos. Me metí sus bolas entre mis labios, las besé,
las chupé, estaba encantada de poder comérmelas. Volví con su miembro, lo lamia
una y otra vez, repetidamente, descubriendo que me encanta estar así, con el
profesor. Entonces sentí como de repente el Profesor me agarraba el cabello y
comenzaba a follar mi boca. Yo sentía su empuje, y me notaba usada, sucia,
mojada completamente. No tardó demasiado en sentir la lechita del profesor,
inundando mi boca.
- ¡¡Tómatela toda, perra!!
Un rio de leche me inundaba la boca. El Profesor aprovechó
aquel grito para clavar su polla hasta el fondo de mi boca. Quería correrse
directamente en mi garganta, pero lo que provocó fue una arcada que hizo que
una parte de su leche saliera por las comisuras de mis labios. Yo, como buena
sumisa, me afané a recuperar aquel liquido blanquecino, y sin más me lo tragué
todo.
- ¡¡Límpiame!!
Lentamente, y obediente, me dediqué a repasar con mi lengua
cada centímetro de su miembro. Deseaba quedar bien con él y que se quedara
satisfecho conmigo. Tras un rato secando su verga, y tras cerciorarme de que
estaba bien limpia, traté de levantarme, y fue entonces cuando él me dio una
advertencia para que no lo hiciera...
- Aún sigo molesto contigo, perra. No te levantes aún.
Vi como tomaba su miembro con su mano otra vez. Lentamente
lo masajeó, y me dijo "Mírame". Yo arrodillada le obedecí y lo miré desde
el suelo.
- Quítate la ropa ahora...
Entonces me levanté y me quite toda la ropa, que coloque en
el sillón. Quedé parada frente a él...
- Arrodíllate ante mí, sumisa, y abre la boca.
Me arrodillé nuevamente delante de él. Vi su miembro erecto,
antojable... El Profesor masajeaba su polla una y otra vez, me la pasaba por la
cara, por los labios, hasta que de repente un chorro de liquido amarillo y
caliente. Mi primera reacción ante aquel chorro fue cerrar los ojos y la boca,
por la sorpresa de sentir aquel liquido correr por mi cara. No tardé demasiado
en darme cuenta de que aquello era la orina del Profesor, se estaba meando
encima mío.
Era la primera vez, pero ya habíamos hablado del tema y yo quería
quedar bien con él. Sentí en mi cara una lluvia dorada que provenía del
Profesor. Recorrió mi cuello y mi pecho, deslizándose hacia abajo, mojando mis
pezones y mi coñito. Lo sentí hasta en mis piernas. Puse mis manos para recibir
su orina, y luego la pasé sobre mi rostro. Finalmente, abrí mi boca para sentirla
y saborearla. Quería que él Profesor estuviera orgulloso de mí, y él aprovechó
para acercarse a mí y orinar directamente en mi boca.
El pis calentito del Profesor salia a borbotones de mi boca,
y viendo la cara de satisfacción que ponía, yo me sentía la mas guarra del
mundo, la más puta. Esperé a que terminara para limpiar los restos. Lamí su
pene hasta que no dejé huellas, y luego lo vestí como él mismo me ordenó.
-Puedes vestirte, perra. Estoy contento contigo. Te puedes
retirar...
Salí de la oficina del Profesor y fui al baño a arreglarme de nuevo.
Una colaboración de marina.
GRACIAS POR COMPARTIR.
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