Pene, polla, verga, miembro... Mil nombres distintos para el organo sexual masculino. ¿Qué pienso cuando tengo un pene enfrente? "Pffff… ".
Sólo de pensarlo se me hace agua la boca… y algo más. Cuando
estoy con un hombre con el cual planeo tener sexo, me pregunto cómo será su
polla, será de tamaño estándar, muy gruesa o grande y lo más importante, sabrá
darle buen uso ?
Una vez que estamos frente a frente... "Mmm...". Me deleito la vista admirándola, no hay nada
más satisfactorio para una mujer (creo yo), cuando está con su pareja en la
intimidad, que observar cómo se va endureciendo y agradando con sólo una
mirada, en ocasiones sin necesidad de tocarla. Esa manera de subir me parece
muy excitante, saber que se pone bien dura por mí.
Y justo ahí es cuando pienso, "Mmm... eso tan delicioso
va a entrar en mi", y para ese momento ya estoy más que mojada. Me gusta ver
como se mueve, deseando estar dentro de mí, en mi calor y con suavidad. Aunque
aún no logró entender cómo es que se mueve como si tuviera vida propia.
Ni hablar de la forma o el color. Me fascina tanto ver un
pene erecto, lleno de venas, su cabeza roja y brillante de humedad, e
indudablemente mi mano cobra vida y no me puedo resistir a tocarlo, sentir ese
contraste de dureza y suavidad es algo inigualable, me hace desear acariciarla,
recorrerla completamente con mis manos, sentir su calor, su dureza y suavidad, y quiero tomar los huevos entre mis manos, jugar con
ellos mientras veo como la polla se pone más dura.
Luego, cuando veo la primera gotita de lubricante aparecer en
la punta, me hace desear chuparla y me inclino lentamente hasta pasar mi lengua
suavemente por ella, disfrutando su sabor en mi boca, ese sabor entre amargo y
salado tan único, que me hace desear meterlo completamente a mi boca para
lograr que me dé su leche caliente y alimentarme.
Y yo introduzco esa polla lentamente en mi boca, conociendo
su tamaño, su sabor, su olor. Me deleito pasando mi lengua por ella, y sólo
pienso en que la quiero completa, llenando todos mis hoyitos.
Lo mejor es cuando esa rica polla me regala su rica y
calentita leche, me hace querer inclinarme para comer de ella, recogerla con mi
lengua y alimentarme con ella, lamerla toda hasta dejar la polla completamente limpia.
O cuando inundan alguno de mis hoyitos con lechita caliente, no hay palabras
para describir esa sensación tan deliciosa, sentir como explota en mí y me va
llenando, haciéndome querer más.
Aunque dicen que en gustos se rompe géneros, es muy cierto
que la mayoría de mujeres secretamente fantaseamos con que nuestra pareja tenga
un pene más que grande. Aún así, cuando tengo frente a mí uno así, bien grande,
lo primero que me pregunto es: "Me va a caber?", "Lo podré
chupar completo?", y "Ni hablar de sexo anal. Con un arma así, es
zona prohibida". Y es obligatorio empezar a pensar en posturas donde todo
sea satisfactorio y no incómodo.
Por experiencia puedo decir que una de las pollas con la que más me he corrido ha sido con una de tamaño estándar, y doy fe de que lo más importante
es cómo lo haga tu pareja. La experiencia es un grado, y el saber cómo moverse
en cada momento es muy importante para un amante.
Ya sean pequeñas, medianas, grandes, curvadas, gruesas o delgadas,
considero que la mujer que dice que una verga es fea, es porque aún no ha
encontrado a un hombre que la complazca completamente, no ha conocido a la
polla de su vida.
Y yo Profesor, deseo conocer pronto la suya, arrodillada a
sus pies poder acariciarla, chuparla y jugar con sus huevos, pasar mi lengua
por su punta y quitar esa primera gota, meterla completamente en mi boca y que
me la regale donde Usted lo quiera, mis bubis, mi cara, para después recoger su
leche para acompañar mi café.
Una colaboración de izel.
Una colaboración de izel.
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