Ahora mismo estoy en la empresa, sentado delante de la mesa, trabajando,
como siempre. Te imagino sentada a mi lado, mientras yo trabajo, con tu manita
entre mis piernas, y acariciando mi polla mientras yo sigo trabajando. Como una secretaria servicial, obediente y muy sumisa.
Te imagino cuidándome mientras yo hago mis cosas, trayéndome el café, dándome
besitos en mi brazo, acariciando mi espalda con una mano, y mi polla con la
otra. Lo quiero con cuidado, sin prisas. No quiero correrme, simplemente quiero
sentir como tú acaricias mi sexo, mis huevos.
Tú llevarías un plug en el culito, y unas pinzas en los pezones, para estar
bien cachonda a mi lado. Caliente, con las braguitas mojadas por la excitación,
pero tranquila y relajada, feliz, viéndome trabajar, y jugando con tu juguete
favorito...
Cada X minutos, apretarías tus pezones y moverías el plug que llevas en el
culito, para excitarte, para mantenerte cachonda a mi lado, como una perrita
obediente que debe satisfacer a su Señor. No podrías hacer que me corriera, ni
tú podrías correrte. Permaneceríamos durante un buen rato excitados mientras
hago mis labores, y sería yo quien decidiera cuando nos corremos, y como.
Tus dedos acariciarían suavemente el tronco de mi pene, con tranquilidad,
subiendo y bajando la piel que lo recubre. Luego bajarías tu mano, hasta llegas
a mis huevos y masajearías esos testículos, provocando que mi polla se ponga más
dura. Todo ello con calma, sin prisas.
Como puedes imaginar, cada X segundos aparecería en la punta de mi glande
una gotita de lubricante. Cada vez que eso ocurriera, tú deberías extender esa
gotita por el glande, con tu dedo, provocando una excitación en mí, y
provocando que tu coñito se mojase más.
Además, deberías contar las gotitas en voz alta, llevando la contabilidad
de ellas. Cada 10 gotas, yo apartaría mi brazo, y tú meterías la cabeza, para
lamer esa gota y limpiar mi glande con tu lengua. Imagino tu lengua trazando un
movimiento circular alrededor de mi glande, limpiando los restos de esas
gotitas, y dejando un sabor en tus labios que te excitaría aún más.
Finalmente, a la hora de desayunar, tú traerías mi comida: un café con
leche, un zumo de naranja recién exprimido, un bocadillo de atún, y una
servilleta. Yo me apartaría un momento y tú te meterías debajo de la mesa, para
desayunar conmigo.
Tras probar el zumo y el bocadillo, te daría permiso para que tú
desayunaras también, y tú, obediente como hasta entonces, introducirías mi rabo
en tu boca buscando tu leche de cada día.
Yo podría sentir como tu lengua recorre mi polla de arriba a abajo, como absorbes
con fuerza mi glande, buscando tu alimento, mi semen. Y yo continuaría
desayunando y gimiendo.
Al final, un río de semen inundaría tu boquita de niña buena, a la vez que
oirías como mis gemidos de placer se escuchan en toda la empresa. Y tú continuarías
lamiendo, sacando hasta la última gota de tu leche. Tus labios y tu lengua
repasarían cada rincón de mi glande, para dejarlo reluciente y limpio.
Y todo eso en mi empresa, mientras yo trabajo... Mi secretaría obediente y sumisa.
Muy bonito su relato . me presentó soy sumisa Argentina . digo que lo soy porque es lo que me llena . pero nunca fui adiestrada por un dominante . lo que aprendí lo hice preguntando y cosas así . varios quisieron educarme pero a la hora de hacerlo siempre estaban muy ocupados para tener tiempo . tal vez nunca sea educada por un dominante . pero me alegra infinitamente que existen y escriben bonito describen cosas que una sumisa desea . un placer encontrarlo en twitter . gracias caballero
ResponderEliminarSi quieres saber más sobre este mundo, no dudes en preguntarme. No muerdo.
EliminarLe escribí a su mail Señor, aquí en twitter no me permite hacerlo .
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar