El perro lamedor y la polla del Amo

Hoy será un gran día, el Profesor ha quedado con una de sus sumisas y tiene ganas. Sabe que ella siempre cumple con su tarea, es dócil y servicial, y nunca tiene un 'No' ni una mala cara a sus órdenes o deseos.

Hoy ha sido un día duro, muchas horas de pie y caminando, y tiene los pies destrozados. Lo primero será ordenarla que le haga un buen masaje de pies, como a él le gusta, con mimo y mucha lengua. Ya lo ha hecho otras veces y siempre ha dado un buen resultado.

Además tiene pensado follarle la boca con dureza durante un buen rato, hasta descargar directamente en su garganta. Ha alquilado un apartamento por horas, para toda la  tarde, y piensa jugar con ella un buen rato.

De pronto mira el móvil y ve un mensaje de su sumisa. No puede venir, le pide mil disculpas y promete compensarle. Ha tenido un imprevisto y le es imposible venir. Él sabe que ella nunca le ha fallado y cree sus explicaciones, pero igualmente los dos saben que ello conlleva un castigo.

Aún así, eso ahora no le preocupa. Ahora solo le preocupa que tiene el apartamento pagado, que tiene ganas de una sumisa servicial y que no la tiene.

Su primer pensamiento es llamar a otra, pero ninguna puede. Buscar una de pago, ni de coña. Él no ha pagado nunca por sexo y hoy no será el primer día. Tendrá que irse a casa y otro día será.

En esto le empieza a rondar una idea... el perro Raúl. Pero no, en seguida la descarta, es una locura y saldrá mal seguro. Va hacia la puerta y piensa

"Si al menos no me dolieran tanto los pies..."
"Bueno, y si probara, que solo me dé un masaje de pies y nada más, que puedo perder?"

Vuelve a la butaca donde estaba sentado y escribe un mensaje:

- "Perro, aún  tienes tantas ganas de ser mi sumiso?  Si es así, harás lo que te ordene, sin preguntar ni hablar, ni harás nada qué yo no te ordene."

La respuesta llega rápida.

- "Si Profesor, será para mí un honor poder servirle".
- "Bien, perro, piensa que esta será tu oportunidad, si la desaprovechas nunca más tendrás otra para servirme. Luego te enviaré un mensaje con las instrucciones que deberás seguir a rajatabla".

Cuando el perro llega al apartamento encuentra la puerta abierta. Siguiendo las instrucciones del Amo que ya ha recibido, va a una habitación y se prepara. El Amo silba y todo empieza.

El perro va a la nevera, saca una cerveza fresca, y se la sirve al Amo en silencio, sin mirarle, con la cabeza baja. Luego se pone de rodillas y a cuatro patas le lleva el mando de la tele. Espera a que  el Domine ponga un canal, dé un primer trago a la cerveza y le ponga una mano en  la cabeza mientras le pone un pie delante de la cara.

Esa es la señal, ahora Raúl debe demostrar su valía como perro.

Empieza sacando un zapato, con tanta delicadeza y suavidad como sea capaz. Desata el cordón, lo abre con cuidado y saca el zapato, luego lo mismo con el otro zapato, mientras el Amo sigue con sus dudas.  Él nunca tuvo nada con hombres, nunca tuvo el más mínimo interés en ellos, pero éste llevaba tiempo demostrando un gran interés y una gran dosis de sumisión hacia Él, y además, sólo es un  masaje de pies.

El perro empieza a masajear los pies con los calcetines puestos. Apenas ha empezado y el Amo ya nota como los pies se relajan. El perro hace círculos en la planta de los pies, buscando ese punto donde parece que están los músculos agarrotados y que tanto relaja. Casi sin que el Domine lo note le saca los calcetines y sigue con el masaje en la planta de los pies. Ahora coge el dedo pequeño del pie y empieza a realizar círculos muy suaves…

- "No lo haces mal, perro", dice el Profesor.

Sigue con  su labor, el perro. Un dedo, otro, así hasta el último, y luego el otro  pie. El perro sabe que  nunca más tendrá otra oportunidad y se esfuerza al máximo, pero cuando se quiere dar cuenta comprueba cómo el mismo se está excitando, y que cada vez lo hace con más ganas y deseo.

Ahora empieza a lamer los pies, con deleite y lentamente, como si fuera un helado, lamidas suaves y cortas que producen en su Señor una sensación de cosquillas y de placer.

Ahora toca los dedos, los lame, los chupa y los relame cada vez con  más  ganas, uno a uno, los introduce en su boca imaginando que son la polla del Amo, dándoles un tratamiento muy placentero.

El Profesor cada vez está más excitado y a la vez confundido. Cómo puede ser que Él se deje hacer eso?

Aún así, el Profesor no hace nada para detener al voluntarioso perro. Lo cierto es que los pies están bastante mejor, más descansados, y él ande excitado con la situación.

Tras una hora de tratamiento, el perro para, y se va a un  rincón de la habitación, esperando nuevas indicaciones, como ya le había dicho el Amo en el mensaje. El Amo le mira y una serie de pensamientos le vienen a la mente:

  • "Es una pena que no sea mujer, ahora mismo le follaba la boca y pasábamos un buen rato" 
  • "Pero, y si además de chuparme bien los pies, no lo hiciera mal chupando pollas?" 
  • "Raúl siempre me ha dicho que tiene bastante experiencia y que muchos piden repetir."
  • "Además, una boca es una  boca, y con lo cachondo que voy, no me iria mal descargar. O eso, o me hago una paja, porque así no puedo salir a la calle."

Tras un par de minutos pensando en el tema, decide lanzarse al ruedo y aprovechar al mamón que tiene enfrente.

- "Ven, mamón, ponte de rodillas, cierra los ojos, abre la boca todo lo que puedas y no hagas nada, ni se te ocurra moverte."

El Amo se saca los pantalones, y los calzoncillos, y sin avisar le mete la polla en la boca. Por suerte su rabo no estaba en su mayor  esplendor, porque el perro no estaba preparado y no tenía experiencia en ser follado así por la boca.

Entonces comienza un movimiento cada vez más brusco, y el perro lo pasa muy mal, hasta  el punto que  tiene que  sacarse la polla del Domine de la boca, por culpa de las arcadas.

Zasss… una buena bofetada se oye en la sala.

- "Como se te ocurre, sucio perro?  Traga, y no se te ocurra sacarla otra vez o lo lamentarás. Has venido a por polla y polla tienes."
- "Sí, Profesor".

Sin decir nada, el Amo vuelve a introducir otra vez su miembro en la boca del lamedor, pero esta vez es un poco más generoso, y lo hace más suave, más calmado. Aún así, poco a poco y con la  calentura, el Profesor acelera el ritmo cada vez, volviendo a atragantar a su perro con las embestidas.

Pero esta vez, el perro lamedor aguanta, a pesar de que la baba le chorrea por la boca, y que no es capaz de mantenerla dentro. Al final, tras un buen rato follando su boca, el llega lo inevitable, y agarrando fuerte de la cabeza del perro, se corre violentamente en su garganta, haciendo que  el mamón se atragante y lo pase mal de verdad, y provocando que una mezcla de baba y semen salga por la nariz y la comisura de los labios de Raúl.

Después de eso, el Amo saca la polla babeante de la boca, y lo deja descansar un poco. Lo cierto es que no ha estado mal del todo, se lo ha pasado bien.

El perro sigue intentando reponerse, lo ha pasado mal, pero está satisfecho consigo mismo, porque cree que lo ha hecho bastante bien. Además está muy excitado, sabiendo que tiene todo el semen del Amo en su cuerpo, casi todo por dentro.

- "Bueno perro acaba tu faena y limpia bien mi polla. Hazlo bien y suave, que la tengo sensible."

El perro se vuelve a arrodillar delante del Amo, que había vuelto a su butaca, y empieza por lamerme los huevos, todo lo suave que es capaz. Primero uno, apenas rozando con la lengua, luego el otro, y otra vez el primero alternando.

Poco a poco empieza a meterse los huevos cada vez más adentro de su boca  ayudándose de las manos…

Zasss… otra bofetada.

- "Sin  manos, puto lamedor, sólo la boca".

El perro obedece y se esfuerza al máximo en la labor de limpiarle los huevos, consiguiendo calentar de nuevo  al Amo.

- "Sé que llevas años deseando lamerme, mamón. Antes de seguir, tráeme otra cerveza, y luego podrás chuparme la polla tal y como tú deseas, a tu ritmo."

Obediente, Raúl trae una nueva cerveza, y tras dársela al Profesor, se arrodilla de nuevo para hacer lo que tanto tiempo lleva deseando, lamer su polla.

Al principio sólo la roza con la  lengua, la base, sabe que el Amo lo quiere disfrutar muy lento, y él quiere darle la mejor mamada de la historia. De pronto se la mete entera en la boca, con toda su fuerza, hasta el máximo, llegando a la garganta. La deja dentro unos segundos, y la saca, besando el glande.

Va a esforzarse al máximo, intentará que su Señor lo disfrute. Entonces la besa con extrema suavidad, apenas roza el glande con la lengua y comienza a darle pequeños mordisquitos sin parar.

Luego vuelve a chupar los huevos como si fueran dos bolas de helado, como si intentara tragárselos enteros. Lo cierto es que al final el Amo se olvida que es un tío y se relaja y se deja hacer.

El perro sigue, sabe que  el tratamiento debe durar entre 50 minutos y una hora. Por eso de reojo mira la hora en un reloj de pared, si no cumple esta orden el Amo se enfadaría mucho.

El perro no para, y el tiempo pasa, ya sólo quedan diez minutos para hacerlo correr, y el Profesor, aunque parece disfrutar, no se corre. Sigue chupando y chupando, y puedo oír como su Amo cada vez rebufa con más energía. Puede oírlo gemir, y eso le encanta.

Ahora se la traga entera y con  más ganas aún, chupa con ganas, pero empieza a pensar que  no lo conseguirá y se pone nervioso. Sería una tragedia para él que no fuera capaz de conseguir que su Profesor se corriera por segunda vez.

De repente, el Amo le agarra violentamente de la cabeza y lo folla por la  boca con desesperación. En poco tiempo, como antes, vuelve a inundar su garganta de leche, pero esta vez el perro consigue tragar más que la otra vez, aunque no toda.

El Amo, aunque un poco molesto por que no sea mujer, decide que ha valido la pena haberlo llamado y que está satisfecho con su trabajo. No es lo mismo que con su sumisa, pero es mejor que irse a casa con dolor de huevos.

Entonces se levanta, y se va a la ducha a lavarse, dejando a Raúl de rodillas en la sala. Desde luego, no piensa follárselo, ni azotarle el culo. Hasta ahí no llega.

Tras entrar en la ducha, una idea le viene a la mente. Tras las dos cervezas, le están entrando ganas de orinar, y tiene un perro afuera esperando órdenes.

- "Ven perro, rápido."
- "Ponte aquí, de rodillas, abre la boca, y cierra los ojos. Y pase lo que pase, no se te ocurra moverte."

Sin perder el tiempo, el mamón obedece y se arrodilla delante del señor, en la ducha, con la boca abierta. Ya sabe lo que va a ocurrir, pero es su primera vez, y está nervioso.

De pronto, el perro nota como le cae un fino chorro de líquido en la boca y  cara. Caliente, y de un olor intenso, provoca que se sienta más perro que nunca, más sucio, más sumiso. El Amo está orinando en su boca de perro.

Jamás lo había probado, la lluvia dorada era algo que nunca había aceptado hasta entonces, pero hoy era diferente, era la orina del Amo, del Profesor, y eso era casi sagrado para él. Abrió bien la boca y tragó lo que pudo. Su primer pis calentito.

Cuando el Domine acabó, lo miró satisfecho, lo echó del lavabo, y acabó su ducha. Luego se vistió, se arregló y le dijo al perro.

- "Me voy, mamón. Lávate, arregla la habitación, y márchate. Tendrás noticias mías."
- "A sus pies, Profesor."



Una colaboración del perro Raúl

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