Porque a los hombres nos resulta imposible no fijarnos en
otra mujer cuando lleva un buen escote, o cuando marca su trasero? Y por qué nos resulta más excitante ver una
mujer con mallas, que verla directamente desnuda? En cualquier playa de Barcelona podemos ver
mujeres enseñando los pechos, pero no le hacemos ni caso, y sin embargo, un
buen escote en plena calle nos obliga a girarnos. Pero por qué ocurre eso?
Lo reconozco, me gustan los pechos de una mujer, me
encantan. Las tetas, los melones, las peras. Hasta hace unos años, eran lo
primero que miraba de una mujer. Con el paso de los años mi obsesión con los
pechos se ha mantenido firme, pero ha perdido la primera posición en el ranking
en favor del culo de una mujer. Me vuelven loco los culos, me encanta verlos e
imaginarlos en mi poder. No puedo evitar el fijarme obsesivamente en un buen
trasero cuando me gusta.
La realidad es que la mayoría de hombres se fijan siempre en
los mismos atributos de una mujer. Al menos hasta que la conocemos. El trasero
de una mujer, y sus tetas, son sin duda la parte del cuerpo femenino más
venerado y deseado. Si buscamos tetas o culos en internet aparecen millones de páginas.
También es verdad que desde que soy Dominante, mi manera de
observarlos ha cambiado. Antes admiraba el culo de una mujer como un
instrumento de belleza, algo que acariciar y admirar. Ahora pienso
irremediablemente en azotarlo y follarlo. Me lo imagino a 4 patas, todo para
mí, con un enorme consolador clavado hasta el fondo, y azotándolo. Me encanta
follar el trasero de una mujer, pero aún más me gusta desvirgarlas.
Igualmente, cuando veo los pechos de una mujer, me la
imagino desnuda, delante de mí ofreciéndomelas. Y me veo chupándolas, pellizcándolas,
colocando algún tipo de pinzas, para que se le pongan rojas y excitadas. Sé que
a mis perras les excita ser folladas mientras pellizcan sus pezones. El leve
dolor incesante de las pinzas en los pezones se mezcla con el placer de ser
folladas, y los sentimientos se entremezclan aumentando la sensación de placer.
De hecho, cuando veo una mujer por la calle con un buen
pecho y un buen trasero, me imagino la situación al completo. Pienso en aquella
mujer, desnuda y a cuatro patas, con los pezones excitados tras haberlos
pellizcado y su culo atravesado por un consolador. Me veo pellizcando los
pezones y azotando el culo mientras le digo a mi sumisa que es una buena perra
y que debe servirme.
Pero, porqué los hombres nos fijamos siempre en los pechos y
en el culo de una mujer? Es obvio que
cuando una mujer va vestida su conejito no se entrevé ni se intuye. Sabemos que
está ahí, pero no podemos verlo ni podemos imaginarlo. Quizás el hecho de no
poder intuir nada hace que directamente nos olvidemos del coñito de una mujer.
No vemos nada interesante donde no intuimos nada.
Sin embargo, los ojos y la boca de una mujer siempre están a la vista, y tampoco
levantan pasiones. Es posible que el hecho de poder ver siempre los labios y
los ojos de una mujer haga que esos atributos pierdan su gracia, a no ser que
ellas los utilicen. Es decir... una mujer es perfectamente capaz de poner a
tono a un hombre solo con una mirada y un par de gestos con la boca, pero si no
hace nada para conseguirlo, nuestra mirada se irá irremediablemente a las tetas
y al trasero de esa mujer.
Porqué? Pues muy
simple, porque muestran pero esconden una parte muy importante de la sexualidad
femenina. El truco es mostrar sin enseñar, insinuar lo que hay sin que el
hombre pueda verlo. Como hemos dicho antes, el coño de una mujer no se ve ni se
intuye, y por eso no lo tenemos en cuenta cuando valoramos a una mujer a simple
vista. Los ojos y la boca son otras herramientas sensuales, pero tampoco los
valoramos porque los vemos siempre, y solo nos fijamos cuando ellas los
utilizan.
Pero tanto el trasero como los pechos son difíciles de
disimular, salvo en invierno. Suele ser normal que las mujeres marquen su
pompis o sus pechos para parecer más sexys, pero nunca los mostrarían por la
calle, porque resulta más erótico imaginar el contenido que verlo. En
definitiva, el hecho de intuir, sin ver, nos permite a los hombres imaginar. Y
es esa imaginación la que nos pone tontos.
Imaginamos como serán aquellos pechos y como serán aquellas
nalgas, pero nuestra imaginación va más allá. Imaginamos como serán los
pezones, y el tacto que tendrá ese pompis. Imaginamos el sabor de esos cántaros
de miel mientras nos excitamos pensando en cómo sería penetrar ese ano...
Usamos nuestro cerebro para rellenar esos espacios que no vemos.
En resumen, todas las mujeres del mundo saben que un buen
escote, junto con un culo bien marcado, llama la atención a cualquier hombre.
Deben dejar intuir, sin mostrar. Deben dejar que nosotros acabemos de construir
en nuestra imaginación lo que ellas dejan entrever. Deben alimentar nuestra
obsesión por el culo y las tetas.
Hola, profesor, soy Raul Gonzalez, supongo que me recuerda, solo saludarle y felicitarle por su interesante trabajo, hasta pronto,
ResponderEliminarTe recuerdo, Raul... ya sabes donde estoy si necsitas algo
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