Tras la primera sesión matinal con lexie, tocaba recuperar
fuerzas, después de habernos adecentado. Ella había venido desde lejos para
probar la sumisión conmigo, y no podía darle solo una sesión. Pero primero había
que ir a comer.
Antes de salir, se me ocurrió que mi perrita podía ir a
comer sin sujetador y sin braguitas, para darle más interés y morbo a la cita. Así
pues, ella obedeció, y entramos en el restaurant. Antes de sentarnos, ella
tenía que ir al baño para acariciar su coñito, y ponerse cachonda. Ni que decir
tiene que cuando salió del baño los pezones se marcaban en su vestido y sus mejillas
rojas indicaban que andaba un pelín caliente. Ni que decir tiene que los
camareros repasaron de arriba abajo sus curvas y comentaron la jugada.
Después del primer plato, y de haber charlado amenamente, le
pedí otra vez a lexie que fuera al baño, y que repitiera la jugada, enviándome
una foto. Ella volvió a levantarse, con su vestido ajustado, y volvió a pasar
por delante del staff del restaurant, que nuevamente se fijó en su precioso
culito y en sus pechos. Volvió a acariciar su coñito, y se fotografió para mí
de nuevo, obediente. Al salir del baño, sus pezones volvían a estar duros, lo
cual provocó nuevos comentarios en la sala. Ni que decir tiene que a mí me
encantaba ese juego, pues tenía muy claro que sería yo quien se follara a
aquella perita dulce.
Una vez acabada la comida, y el vino, volvimos al hotel por
horas en el que habíamos estado antes, pero lamentablemente solo encontramos
habitación para una hora. Había que aprovecharla.
Ya dentro de la habitación, le pedí a mi perrita que se
desnudara, y que se pusiera a 4 patitas en la cama, para mí. Era hora de volver
a zurrar aquel culito precioso. Un par de mordiscos más, en cada nalga, y comencé
a arrearle de nuevo. Lo siento, pero me encantó morderle el culo, duro y firme.
- Zas, Zas… - Primeros 2 azotes, y primeros gemidos
- Zas, Zas… - Otros dos azotes, en la otra nalga.
Paso mi mano suavemente por su culo, y la deslizo entre sus
nalgas, buscando su coñito, una leve caricia que hace que se ponga tonta en
seguida. Busco por su bolsa, y saco el plug, las pinzas, y un par de preservativos.
Tras colocar la cremita, en su culo, vuelvo a colocar el plug en su ano, sin
muchos problemas. Aquel plug se había pasado 2 horas en su culo por la mañana,
y no había tenido ninguna molestia.
Sin embargo, al intentar colocar las pinzas en sus pezones,
lexie se quejó. Sus hermosos pezoncitos habían sido castigados por la mañana y
habían quedado muy lastimados. Me pidió que si podíamos evitar las pinzas, y le
dije que sí, sin problemas.
- Zas, Zas, Zas… - Una nueva tanda de azotes, acompañados de
mas caricias.
- Zas, Zas… - Me encantaba zurrarla.
Tras unos 30 azotes más, me apetecía follarla. Ella estaba
cachonda, y yo quería volver a penetrar aquel conejito estrecho, calentito y
mojadito. Agarré un preservativo, lo coloqué en mi polla, y me puse detrás de
ella para follarla. De una estocada clavé mi rabo hasta el fondo en su coñito,
tal y como me gusta, y comencé a moverme, adelante y atrás, con ganas.
Tras embestir a lexie un par de veces, agarré su melena con
fuerza, para tirar de ella mientras la montaba. Me encanta montar a una sumisa,
tirándole del pelo, como si fuera una yegua. Curiosamente a ella no le hizo
tanta gracia, y me pidió que lo dejara. Al parecer su cuello no estaba
preparado para ello, una lástima.
Así pues, pasé a agarrarla por los hombros y a cabalgarla
igualmente. Mi dulce putita gemía como una loca mientras la follaba, y me dejó
muy claro que estaba cachonda. Es muy posible que se hubiera pasado media
comida cachonda, tras tocarse dos veces en el restaurant, y es muy posible que
llegara ya caliente de antemano. La cuestión es que no tardó demasiado en
pedirme permiso para correrse. Era su primera vez con un Amo, y le di permiso
para hacerlo.
- Córrete, perrita, córrete.
No hizo falta que lo repitiera mucho, lexie se corrió y
gimió como una loca, dejándome claro que le había gustado. Pero yo andaba aún con
la polla dura, y no había follado su culito, ni la había atado. Había que hacer
algo para remediar esos 3 problemas.
Tras sacarme el preservativo, coloqué un par de cojines en
el centro de la cama, y le pedí que se tumbara boca abajo, encima de esos
cojines. Agarré sus manos, puse unas esposas de cuero que ya conocéis todos, y
até sus manos a su espalda, de manera que no pudiera liberarse. Ahora era mía
por completo.
- Zas, Zas, Zas, Zas, Zas, Zas…
Esas 6 nalgadas eran simplemente por el puro placer de darlas, para que
ella supiera que podía hacer lo que yo quisiera con su cuerpo. Sin decir más, coloqué
de nuevo un preservativo en mi polla, y tras subirme en la cama, saqué el plug
de su culito, y metí mi polla hasta el fondo.
Era obvio que el trabajo del plug había funcionado, dilatando
su culito, ya que no me costó mucho follarlo. Tras una serie de embestidas, me
apetecía correrme a mí, pero había otra cosa que no había hecho, y que quería
hacer. Agarré a lexie, le di la media vuelta, para dejarla mirando al techo, y subí
hacia su boca, para colocar mi polla dentro.
Ella se encontraba tumbada boca arriba, en medio de la cama,
y atada de manos, sin poder moverse, y yo andaba en medio de la cama, con mi
polla metida en su boca, y follándola. Nunca habían follado su boca de esa
manera, y se sentía utilizada, usada, se sentía feliz, porque se veía sumisa,
puta, perra.
Y yo seguía a lo mío, penetrando la cavidad bucal de mi
perrita, como si fuera su coñito. A cada embiste yo sentía como me excitaba más
y más, hasta que llegó el momento de correrme. Nuevamente, mi semen fue a parar
a la boca de lexie, que cerró sus labios para tragar todo lo podía. Ella sabía
de antemano que debía lamer hasta la última gotita de leche, si quería ser una
buena putita. Y así fue, relamió mi
polla, buscando todas y cada una de esas gotitas, para acabar dándome las
gracias por ellas.
Finalmente, habían pasado ya 45 minutos, y en 15 debíamos
abandonar la habitación. Desaté a mi perrita obediente, y volvimos a la ducha para
bañarnos. Ella volvió a enjabonar mis bajos, y a dejarlos bien limpios mientras
comentábamos la jugada. Luego nos vestimos, y fuimos a tomar un café al bar de
al lado.
La tarde acabó conmigo marchando para casa, y con lexie
marchando hacia el tren, para volver a su ciudad, y con una nueva experiencia
que contar, o que callar. No sé si acabará siendo la sumisa de alguien, pero
tengo muy claro que no se olvidará de mí, porque yo fui el primero, y yo la
pervertí. Me encanta.
Para lexie, con cariño.
Si quereis saber mas sobre lexie, no os perdais su primer escrito y su primera sesión:
Soy suya, y seré suya, mi Amo (por lexie)
Una sesión matinal de lexie con el Profesor.
Si quereis saber mas sobre lexie, no os perdais su primer escrito y su primera sesión:
Soy suya, y seré suya, mi Amo (por lexie)
Una sesión matinal de lexie con el Profesor.
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